Inseguridad en espacios LGBT de la CDMX como La Purísima
Rico Club, bar gay de la CDMX. Imagen: Especial

La comunidad LGBT+, que ha sido vulnerada históricamente, ¿está segura en sus espacios? Puede parecer que sí, pero la realidad es otra: la inseguridad en los espacios LGBT existe.

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Golpes, acoso, tocamientos sin consentimiento, agresiones físicas, insultos y mal trato es tan sólo un poco de la violencia que se avista en los espacios LGBT. Ya sea perpetuada por personas de la misma comunidad o no, es un problema que aqueja los ‘santuarios’ de quienes van a esos lugares para ser sí mismos de manera libre.

En el Foro de Discusión sobre la Inseguridad en los espacios LGBT de la CDMX, ponentes como Elías Álvarez (Director del bar LGBT Soberbia), Renata Sherer (Directora del bar La Purísima) y Guillermo Osorno (Director del medio digital Horizontal Mx) dieron su punto de vista acerca de este tema.

Invitación a Foro de Discusión sobre inseguridad en espacios LGBT. Imagen: Especial

Y casi como una introspección necesaria, el tema fue abordado desde la experiencia personal, profesional y plural. Pues en un lugar donde las letras LGBT comparten y conviven con el sector heterosexual, lo enriquecedor de la diversidad a veces se vuelve difícil.

‘La Puri’ es un bar LGBT muy icónico del Centro Histórico de la capital. Es también un lugar que históricamente ha luchado por borrar el narcotráfico de su calle, República de Cuba.

Foro de discusión sobre Inseguridad en espacios LGBT. Imagen: @micheresend

No sólo eso, la homofobia, las agresiones y el rechazo social es algo con lo que han tenido que enfrentarse. Todo ello, como un agente externo de violencia pero, ¿y la (in)seguridad interna?

Renata Sherer, directora de La Purísima, habló de la falta de sensibilización propia y del personal que atiende la seguridad de dichos espacios como una tarea primordial.

“El hecho de que vengan todos (comunidad hetero y lgbt) implica que hay una complejidad en el tema de seguridad. Hay una gama de gente nueva que a veces no sabe comportarse con otras gamas de la vida que no conoce. A veces el mismo personal no sabe cómo tratar a la gente. Hay que sensibilizarnos en todos los temas y respetarnos entre nosotros, señala en el Foro de Discusión, Renata Sherer, directora de La purísima bar.

Sin embargo, en cuanto a los protocolos que siguen los bares, Sherer comentó que éstos no pueden ser discriminatorios ni reproducir la violencia que existe fuera de estos espacios.

¿Qué han hecho los espacios LGBT ante la inseguridad?

Elías Álvarez, Director General del nuevo bar LGBT Soberbia, dijo que si bien cada club nocturno tiene su protocolo de seguridad, el de La Purísima radica en estrategias que se han implementado bajo prueba y error.

No hay fórmulas, sino búsqueda, señaló Álvarez.

En el bar ‘La Puri’ las medidas de seguridad internas actuales  implican:

  • Revisión al entrar y salir del bar
  • Solicitud del INE para poder entrar (18+)
  • Avisos de seguridad en las pantallas del bar
  • Cápsulas con números de atención en caso de acoso o violencia
  • Atención directa y a través de WhatsApp para quejas, denuncias o sugerencias

Sin miedo a decirlo, pareciera que estas medidas son suficientes, pero no lo son. Hacer los protocolos de seguridad basados en estrategias de prueba y error no es una opción viable.

La Purísima Bar, ubicado en el Centro Histórico de la CDMX. Imagen: Especial

Tampoco lo es reproducir el discurso de odio con el que la comunidad LGBT ha sido vulnerada por años. Referirse a los demás de manera despectiva, discriminar o incluso amedrentar otros sectores que no empatan con la vida de la comunidad pero comparten estos lugares, es un error terrible.

Reproducir el discurso y acciones de odio contra un sector que ha atacado por años a las siglas más coloridas no es la respuesta y nunca lo será. El maltrato por parte del personal interno, las políticas implementadas a medias y la nula capacitación de empresarios y personal de seguridad es en gran medida, parte del problema que aqueja a todo aquel que asiste a estos espacios.

El crear estrategias de seguridad bajo la premisa de “prueba y error” es sinónimo de búsqueda, sí, pero no es una justificación eterna para no brindar protección real a quienes acuden a estos espacios.

Casos como el de Rico Night Club, otro famoso bar LGBT de la CDMX, que suma varias denuncias por maltrato de su personal de seguridad a los asistentes son el ejemplo de que una mala o inexistente estrategia que podría costar no sólo la reputación del lugar, sino vidas.

Acusan mal trato por parte de personal de seguridad de Rico Club. Imagen: Facebook

Cumplir con los requisitos legales que exige el Protocolo de Restaurantes, Bares y Hoteles del Gobierno de México de tener ventilación (natural o artificial), señalizaciones para casos de evacuación, incendio o sismo, extintores, manual y botiquín de primeros auxilios no es suficiente. A veces ni esos requerimientos se cumplen adecuadamente.

Si un espacio como éstos no cuenta siquiera con sanitarios higiénicos, espacios amplios, políticas de no saturación, capacitación de su personal en caso de emergencias ni una conciencia de trato digno, las fallas no son un supuesto, sino una certeza.

Entonces, como parte de lo que significa procurar un espacio de convivencia seguro para todos, quizá es conveniente que más allá de ‘adiestrar’ a los asistentes que no son LGBT+, como llegaron a mencionar algunos asistentes del Foro de Discusión de La Puri, debe trabajarse en conjunto: autoridades, empresarios, personal, comunidad y sociedad. Es indispensable repensar estos sitios como un punto de oportunidad y no de combate o enemistad.

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Apropiarse de ese discurso de unidad que siempre ha caracterizado la lucha del colectivo LGBT podría ser el impulso que se necesita para crear protocolos incluyentes, sensibilizados, pensados en ejecutarse con integridad y no contra la misma. Después de todo, como se dijo en el Foro de Discusión, la diversidad de la comunidad es su mayor fuerza.

Hagamos de ese lema una fortaleza: exigir seguridad en los lugares a donde vamos a divertirnos, ser, conocer, cantar, bailar, convivir y reír es parte de la lucha por nuestros derechos, que no se nos olvide.