Tanto la cuarentena como el aislamiento para evitar la dispersión del coronavirus ha modificado nuestras rutinas, conductas inclusive podría afectar tu calidad sueño, pero ¿por qué sucede eso?
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El aislamiento para evitar la dispersión del coronavirus o covid-19 ha cambiado drásticamente la manera en que nos desarrollamos en distintos ámbitos. Para algunas personas el confinamiento les da oportunidad de evitar la rutina del traslado hasta la zona de trabajo, de tal manera, se espera que su calidad de sueño mejore, sin embargo, no siempre sucede.
En primera instancia esto podría relacionarse con los cambios en nuestra rutina, por ejemplo las personas suelen levantarse más tarde de lo usual, por lo que, pierden la luz solar de la mañana. En segunda instancia, su jornada se alarga y sigue realizando actividades cuando la luz solar ya se ha ido, en suma se altera el ciclo de luz y oscuridad que nuestro cerebro necesita para determinar las horas de descanso y actividad.

A menudo pensamos relacionamos el cansancio corporal o mental con un mejor descanso, es decir, sentirse agotado suele ser una garantía un largo descanso, pero en realidad esto no influye positivamente en la calidad del sueño. Por ejemplo, en ocasiones el estrés mental no permite que las personas alcancen un sueño profundo aunque duerman mucho tiempo.
Por otra parte, las personas que disminuyen su actividad física durante el día o ésta es poco intensa, tendrán problemas para descansar por las noches. Por tanto, podría determinarse que se necesita equilibrio en entra la intensidad de la actividad física y mental para mantener un buen ciclo y calidad de sueño.
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Estos hábitos han influido negativamente en la calidad de sueño a nivel mundial, en España la doctora Celia García Malo , una neurológa y especialista del sueño, ha detectado un aumento en los trastornos del sueño.
“Están sintiendo la necesidad de irse a dormir más tarde y , con ello, retrasan la hora de levantare, con lo cual las horas de productividad tanto a nivel laboral, familiar y social, se están viendo reducidas“. (Vía: BBCMundo)
No sólo se trata de la mala calidad de sueño o las pocas horas de sueño profundo que tienen influido por las actividades y rutina, pues el estrés y la ansiedad se traducen en pesadillas y sueños atormentadores, lo cual aumenta los niveles de estrés en general y hace que la irritabilidad aparezca.
Ante este escenario, lo mejor es tener una rutina que respete los ciclos de luz y mantener, en la medida de lo posible, un nivel de desgaste físico y mental equilibrados.
Con información de: BBCMundo