El día de ayer el INAH dio a conocer el descubrimiento de un posible túnel debajo de la pirámide de la Luna en Teotihuacan. Sí, debajo de la pirámide a la no dejan llegar hasta la cima. Teotihuacan es uno de los sitios prehispánicos más importantes de nuestro país, además de ser Patrimonio Mundial por la UNESCO desde 1987.

El posible conducto corre del centro de la Plaza de la Luna a al Pirámides de la Luna. El descubrimiento confirmaría que la civilización reprodujo el mismo patrón utilizado en sus grandes monumentos, la Pirámide del Sol y el Templo de Quetzalcóatl, canales cuya función era la emulación del inframundo.

La arqueóloga Verónica Ortega, subdirectora técnica de la Zona Arqueológica de Teotihuacan y directora del Proyecto de Conservación Integral de la Plaza de la Luna, manifestó que, de confirmarse, la función del túnel podría haber sido la emulación del inframundo, el lugar en que se recreaba el origen de la vida, las plantas y los alimentos, por lo que se podría decir que su uso fue estrictamente de carácter ritual, para efectuar ceremonias propiciatorias de los ciclos agrícolas. (Vía: INAH)

Las investigaciones sobre el posible túnel comenzó hace 5 años, incluso de confirmarse que es un canal el descubrimiento podría arrojar datos sobre la construcción de la pirámide que a diferencia de la del Sol, fue construída distintas etapas constructivas.

Este hallazgo se suma a otros en los que se han encontrado ofrendas y entierros, que colocan a la pirámide de la Luna como una edificación compleja y rica en historia, en comparación con los datos de la pirámide del Sol y de la Serpiente Emplumada, la de la Luna representa un desafío para los arqueólogos.

El hallazgo del túnel fue un esfuerzo conjunto entre instituciones además de ser un ejemplo sobre cómo la interdisciplinariedad entre ciencias y técnicas puede incluso, ahorrar costos en la investigación, es así que para realizar los estudios se contó con al colaboración de un equipo de ingenieros geofísicos de la Faculta de Ingeniería (el doctor Andrés Tejero, Gerardo Cifuentes, Alejandro García, Esteban Hernández y René Chávez), encabezado por la doctora en Geofísica, Denisse Argote Espino del Instituto de Geofísica de la UNAM.

Entre arqueólogos e ingenieros se realizó una tomografía de resistividad eléctrica, la cual consiste en inyectar corriente eléctrica al subsuelo y medir la  resistividad, es decir que no hace falta realizar un excavación profunda. La inyección de corriente eléctrica se hizo mediante electrodos: unos  suministran la corriente y otros sirven para medir la diferencia del potencial, la cual es registrada por un aparato denominado Syscal Pro. Los datos se procesan a imágenes en modelos en 3D y 2D con colores y toda la cosa.

Más allá de que nos parezca muy interesante el descubrimiento de los arqueólogos ¿de qué manera este hallazgo puede conectar con algún aspecto de nuestra actualidad? ¿Hasta qué punto de nuestra historia las ruinas de una gran civilización pueden hablar de nuestras propias ruinas?

Definitivamente el inframundo actual no tiene nada qué ver con el de Teotihuacan, en aquel crecía la vida, en este se siembra la muerte para que nazca más muerte.

 

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