Corría el año 1997 cuando tres barriles metálicos aparecieron en la autopista que conduce de la Ciudad de México a Acapulco, Guerrero. La policía tenía sus sospechas pues estos estaban manchados de sangre y de ellos desprendía un aroma fétido. Tras abrir uno y romper el cemento que cubría la superficie, las autoridades encontraron un cadáver desfigurado que después se confirmó que de esa manera habían llegado a su trágico final los cirujanos que habían operado a “El Señor de los Cielos“.
El hallazgo se hizo en noviembre de aquel año y tan solo cuatro meses atrás se había reportado la muerte del narcotraficante Amado Carrillo quien presuntamente falleció a manos de los médicos en una operación de reconstrucción del rostro y liposucción.
Tras llevar los bidones al servicio forense y extraer los tres cuerpos, los médicos precisaron que se trataba de tres varones de elevada estatura con huellas de tortura. Días después las autoridades dieron sus nombres: Jaime Godoy, Carlos Ávila y Ricardo Reyes; quienes se desempeñaban como otorrinolaringólogo el primero, y cirujanos plásticos los segundos.
Todos formaron parte de la reconstrucción facial, pero tras la muerte del capo, la familia del médico Godoy reportó su desaparición el 17 de julio cuando fue detenido junto a Ávila y Reyes por unos sujetos quienes dijeron ser agentes de la policía.
En aquel año, las autoridades informaron que el corazón de Carrillo no resistió a la operación de ocho horas, la familia del médico y otros testigos aseguraron que el narcotraficante estaba en perfectas condiciones después de la intervención. Sin embargo, en la autopsia, se detectó que uno de los doctores suministró un medicamento hipnótico que en combinación con la anestesia le produjo un paro respiratorio.
Si bien las autoridades tanto mexicanas como estadounidenses se apresuraron afirmar el deceso, lo cierto es que surgieron diversas preguntas sin responderse sobre por qué ocurrió el deceso o si estaba planeado. Lo único que era seguro es que tras su muerte, hubo una escalada de asesinatos al norte del país, incluso se habló de una guerra entre narcos por la sucesión de “El Señor de los Cielos”.
Con toda la trifulca en México, surgió una versión diferente a la de los gobiernos, esta vez en Chile, donde un diario llamado La Segunda, publicó un reportaje que citó “fuentes mexicanas de alto nivel”, quienes le aseguraron que la persona que murió no era Amado Carrillo, sino un antiguo policía a quien apodaban ‘El Chiquilín‘, mientras que el capo estaba vivo y colaboraba con la DEA.
Según el diario, el narcotraficante quedó en manos de agentes estadounidenses en “algún lugar cercano a Cuba” donde se sometió a una cirugía de rostro completa, ahora sí exitosa. Asimismo, expuso que al estar en manos de la DEA, a Amado Carrillo no le quedó más que cooperar, por lo que montó su muerte en México.
Las autoridades mexicanas desmintieron la versión y se respaldaron con los análisis de ADN del cadáver. Por otra parte, los médicos fueron quienes pagaron en este posible entramado y en el que hay diversas hipótesis de las que destaca la venganza por los familiares y allegados del capo, la de aquellos que lo asesinaron no querían testigos o, incluso, una orden directa de Carrillo quien al estar vivo no quiso que nadie sobreviviera para contar el secreto del cual desde hace 24 años aún sigue sin resolverse.
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