Expulsiones y suspensiones por ataque de porros, ¿son la solución al problema de la UNAM?
A cuatro días del ataque por parte de porros a estudiantes frente al edificio de Rectoría, en Ciudad Universitaria, la UNAM anunció la expulsión de 18 miembros de la comunidad...
A cuatro días del ataque por parte de porros a estudiantes frente al edificio de Rectoría, en Ciudad Universitaria, la UNAM anunció la expulsión de 18 miembros de la comunidad que habrían participado en los hechos violentos, además de la suspensión del coordinador de Auxilio UNAM.
Los 18 estudiantes, presuntamente implicados en el ataque, fueron expulsados de forma provisional. De acuerdo con el pronunciamiento de Enrique Graue, Rector de la UNAM emitido el pasado 4 de septiembre, algunos de los agresores identificados pertenecen a grupos de choque conocidos:
“Tenemos algunas evidencias que orientan a pensar que entre los agresores se encuentran grupos conocidos como el 32 del CCH Azcapotzalco, el 3 de marzo del CCH Vallejo, la Federación de Estudiantes de Naucalpan y otras organizaciones de vándalos, también conocidos como grupos porriles, que al servicio de intereses externos a nuestra universidad han asolado nuestras instalaciones en el bachillerato y que hoy vemos penosamente volver a aparecer”.
Por su parte, el coordinador Teófilo Licona, quien fue captado en video cuando participaba en el ataque del pasado lunes, fue suspendido este jueves. De acuerdo con un comunicado de la UNAM, el hombre de 65 años fue suspendido de sus labores y será la Comisión de Seguridad de la universidad la que determine su situación.
En un video difundido el 3 de septiembre, personal de Auxilio UNAM declaró frente a una reportera de El Universal que si no actuaban para frenar el ataque a estudiantes era porque tenían ‘órdenes de arriba‘. Esto ha llevado a que dicha instancia también sea indagada por señalamientos como su presunta colaboración con narcomenudistas dentro de la misma universidad. (Vía: La Jornada)
La respuesta de la UNAM ante los hechos del 3 de septiembre en la explanada de Rectoría llegó un día más tarde, en lo que debía ser una conferencia de prensa abierta a miembros de la comunidad universitaria, pero terminó por ser un pronunciamiento enviado exclusivamente a medios de comunicación.
Si bien la expulsión de los presuntos porros y la destitución del coordinador de Auxilio UNAM son las primeras acciones de una investigación subsecuente, muchos han señalado que éstas no resuelven de fondo la violencia hacia estudiantes de la universidad.
Tan solo el fin de semana anterior al ataque porril de Rectoría, la estudiante del CCH Oriente Miranda Mendoza fue encontrada asesinada en el Estado de México, después de haber sido secuestrada a las afueras del plantel. Su asesinato se sumó al de Lesvy, ocurrido en Ciudad Universitaria, y a las múltiples denuncias por acoso y violación en las que los protocolos no han sido aplicados.
A pesar de que esa violencia e inseguridad dentro de la UNAM motivaron la marcha reprimida el lunes, la respuesta de las autoridades universitarias se ha enfocado en el ataque porril y no en las peticiones de los mismos estudiantes violentados.
No sé. Me pregunto cómo podría la Universidad acabar con los porros. Podría localizar a algunos y expulsarlos, pero es sabido que hay recursos e intereses extrauniversitarios en esas organizaciones. Me preocupa que la "solución" decante en vigilancia y control.
— Krla Mtte (@karlamotte) September 6, 2018
Para algunos, la destitución de Licona y la expulsión de los 18 presuntos porros sirve de poco ante el contexto de represión y violencia que vive la UNAM desde antes de que los grupos de choque ‘reaparecieran’. ¿Es la solución al conflicto la expulsión de estudiantes y la suspensión de trabajadores ‘de confianza’ como Licona, sin acciones que garanticen la seguridad de la comunidad universitaria?