No me gusta el pastel: ni su sabor dulce, ni su aguada consistencia cuando está envinado. Pero sobre todo, me parece un postre hipócrita. Tras el ataque con un pastel a la crítica de arte Avelina Lésper, quien demeritó el quehacer de los grafiteros, cabe preguntarse: ¿Qué tan inocentes son los pasteles y los pastelazos? […]
