Alrededor del mundo muchas mujeres prefieren abortar antes que dar en adopción a sus hijos. En este sentido, muchas no consideran adecuado tener un hijo, entregarlo en adopción y perder el rastro del menor de edad. No obstante, algunas más consideran pertinente que sus hijos sean cuidados por otras familias.
Centros de investigación señalan que para la mayor parte de las mujeres jóvenes no es una opción vivir el proceso de embarazo y, posteriormente, dar a luz. Por ejemplo, las mujeres que han sido víctimas de violación o incesto, podrían estar expuestas a un doble trauma, en primera instancia, por el delito del que fueron victimas, en segunda instancia, gestar podría revivir contantemente la violencia sexual que experimentaron. En este sentido, parece sumamente cruel obligar a parir a mujeres que fueron violadas. Ante estas situaciones la mejor opción parece ser el aborto.
Las mujeres que deben decidir entre el aborto y la adopción encuentran mas doloroso vivir el proceso de adopción que abortar. Esta postura parece conflictuar aún más a las personas que no comprenden la complejidad implícita de un aborto. En este sentido un aborto deseado también puede implicar dolor emocional. Es necesario entender que ninguna mujer se embaraza para abortar, no es un procedimiento que haga por placer, se trata de un procedimiento físico que tiene diversas implicaciones emocionales y psicológicas.
Los motivos que orillan a una mujer a interrumpir un embarazo son diversos e igualmente válidos. Pero ello no implica que no sea una decisión difícil y un procedimiento desagradable. En cambio, la adopción exige a la gestante vivir el embarazo, y, después entregar al menor de edad. En este sentido, se vive la gestación y creación de un vínculo emocional que no se quería desde un principio.
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