Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno del Distrito Federal (GDF), confirmó que el proyecto de construir la Zona de Desarrollo Económico y Social Chapultepec (ZODE), conocida también como el Corredor Cultural Chapultepec, se realizará tomando en cuenta la opinión de los vecinos que estén inconformes y anunció que se llevará a cabo una consulta pública del 29 de agosto al 6 de septiembre. Mancera enfatizó que las obras podrían aplazarse de su fecha de arranque original, que estaba establecida en septiembre, hasta que los ciudadanos estén informados.

Pero, en la práctica, se ve lejano que la opinión de la ciudadanía sirva de algo, ya que, aunque hay voces en contra, el gobierno de la ciudad, por medio de La Agencia de Promoción de Inversiones y Desarrollo para la Ciudad de México (PROCDMX), invitó desde este martes a urbanistas, diseñadores y otros interesados a que atiendan la convocatoria para el Concurso Público Arquitectónico para la Presentación de Propuestas Conceptuales para el Corredor Chapultepec-Zona Rosa. Lo anterior parece indicar que la obra se llevará a cabo sea cual sea el resultado de la encuesta.

La PROCDMX publicó este día en la Gaceta Oficial del Distrito Federal un informe sobre el proyecto, el cual ha sido polémico, pues una parte de la sociedad ha señalado que responde más a intereses empresariales que a las verdaderas necesidades públicas, argumentando que lo que realmente se desea es crear un gran centro comercial al aire libre.

El discurso oficial que ha emitido el GDF, es que la creación del corredor es un rescate de avenida Chapultepec y de la Zona Rosa, el cual unirá a las colonias Roma Norte y Zona Rosa mediante un nuevo espacio público. Pero, ¿de quién o quiénes hay que rescatar la avenida Chapultepec?, ¿es necesario el corredor?, ¿para qué parte de la ciudadanía es necesaria la obra? La vida de miles, o tal vez millones, de personas será modificada por una decisión que separará colonias, privatizará el espacio público, provoca más inseguridad y privilegiará a los automóviles.

En el discurso de las autoridades capitalinas, el proyecto se presenta como “verde”, “cultural”, “sustentable”, “peatonal” y demás simulaciones que sólo tratan de cubrir la función real de la obra. La “necesidad” de construir un centro comercial y un parque elevado en la avenida Chapultepec no es de urgencia primaria (como el desabasto de agua o la seguridad pública) y las consecuencias tendrían un costo enorme para la ciudad y sus habitantes.

Por otro lado, un grupo de ciudadanos comenzó a organizarse para exigir la cancelación del proyecto ya que hay dos aspectos que vuelven la construcción del Corredor en algo antidemocrático. Por una parte, está fuera de todo el sistema de planeación del DF, no se encuentra dentro de los planes de desarrollo urbano del DF ni dentro de la delegación (aunque el proyecto ya fue presentado al recién electo jefe delegacional, Ricardo Monreal Ávila, quien estuvo de acuerdo en la realización del proyecto, según el jefe capitalino).

Y no se trata nada más de incluir el proyecto en los planes de desarrollo capitalino, porque de ser así, tendrían que pasar por el escrutinio de la Asamblea Legislativa y por otro público y político. Este proyecto suspende la planeación urbana integral, esto para evitar así todo contrapeso y rendición de cuentas, para poder llevarse a cabo sin problemas.

Incluso, si lo pensamos detenidamente, PROCDMX  debería ser una entidad bajo control político de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda del Distrito Federal (SEDUVI)  y no de Simón Levy, o directamente del poder ejecutivo de la ciudad: el jefe de gobierno.

Esperemos que la voz de la ciudadanía sea escuchada por las autoridades, aunque tal parece que la historia nos enseña que con consultas o sin ellas los grandes proyectos sólo benefician a grandes intereses privados, aunque en el discurso de las autoridades siempre se realizan en pos del “mejoramiento de la calidad de vida” de la ciudadanía.