Empleo informal: la única opción para miles de mujeres en México

Desde que esperaba a su primer hijo, Ana empezó a trabajar en el Metro de la Ciudad de México. Había sido rechazada en empleos formales, por lo que ser vagonera se convirtió en una de las pocas opciones en las que estar embarazada y, más tarde, tener un niño de brazos no serían un problema. Ella es una de las miles de mujeres que trabajan en la informalidad en México.

En México, el trabajo formal está masculinizado: seis de cada 10 empleos con prestaciones como servicios médicos, ahorro para el retiro o Infonavit, son ocupados por hombres. Mientras tanto, el trabajo informal es una alternativa para las mujeres que han sido rechazadas en el formal: por motivos como el embarazo o la imposibilidad de conciliar vida familiar y laboral. Esto deja a las mujeres desprotegidas por el Estado y vulnerables ante abusos y violencias por un sueldo precario.

De acuerdo con Tania Espinosa Sánchez, coordinadora para América Latina de Mujeres en Empleo Informal Globalizando y Organizando (WIEGO), el sector informal está ocupado en su mayoría por mujeres debido a la “flexibilidad” de la ocupación, como el caso del comercio en la vía pública. El cuidado de hijos, padres o hermanos suele recaer en las mujeres, por lo que el empleo informal les permite generar ingresos para su familia y tener cierta flexibilidad que el empleo formal no les otorga.

No obstante, las mujeres en la economía informal no tienen acceso a seguridad social y, por lo tanto, no cuentan con servicios médicos ni de guardería. Aunque pueden trabajar con sus hijos, “no tienen acceso a nada, más que el ingreso que perciben“, dijo Espinosa. En el caso de Ana, ella puede llevar a su bebé en brazos cuando su mamá no puede ayudar a cuidarlo; sin embargo, no tiene acceso a seguridad social para ella ni para su hijo.

 

Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan que, al cierre de 2017, la Población Económicamente Activa (PEA) sumó 52.9 millones de personas, de las cuales 32.7 millones son hombres y 20.2 millones son mujeres. La participación de los hombres en el sector formal es de 64 por ciento, frente al 36 por ciento en el caso de las mujeres.

La recomendación 204 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dice que trabajadoras y trabajadores deben contar con derechos laborales y sociales que permitan hacer la transición de economía informal a formal de forma que no afecte a quienes laboran en la informalidad. Ellos son un importante motor económico. Si se desempeñan en el sector informal, explicó Espinosa, es porque el Estado no genera las condiciones económicas necesarias para que se encuentren en una relación obrero-patronal tradicional. (Vía: Sin Embargo)