El perredista Miguel Barbosa se despidió de su puesto como presidente del Senado en un acto que reunió a secretarios de Estado, ministros, magistrados, gobernadores, legisladores, líderes de partidos políticos y hasta al rector de la UNAM, con un curioso mensaje: “México no es un país de corruptos”.

A Barbosa se le olvida que su partido es famoso por los procesos internos dudosos, sobre todo en el sinnúmero de elecciones internas llenas de compra de votos y acarreados al estilo del priismo de los setenta; los escándalos de corrupción (remember Bejarano); por clientelismo del peor tipo, o por la opacidad de la rendición de cuentas de las obras que realizan. El mismo Barbosa, durante su paso como presidente del Senado, fue el responsable de las obras de remodelación de “la vieja casona de Xicoténcatl”, sede del senado, sin  nunca precisar el costo del desmantelamiento y rehabilitación de la antigua sede de la Cámara.

Ante eso sólo nos queda pensar que el señor se mordió la lengua o dijo un muy mal chiste.

barbosa caricatura

Por @zerxhidalgo