En las últimas semanas, la concejala y activista Marielle Franco había denunciado la violencia policial en las favelas de Río de Janeiro. La noche de este miércoles fue asesinada a balazos en el centro de la ciudad, después de asistir a un evento por la defensa de las mujeres negras en el barrio de Lapa.

Franco viajaba en un auto junto con una asesora y su chofer cuando un automóvil se detuvo junto a ellos y disparó nueve veces. El chofer, Anderson Pedro Gomes, también falleció. La asesora recibió heridas leves.

En su página oficial, el Partido publicó un comunicado en el que lamenta el asesinato: “La actuación de Marielle como concejala y activista por los derechos humanos enorgullece a la militancia del PSOL y será honrada en la continuidad de su lucha. No podemos descartar que se trate de un crimen político, es decir, una ejecución”. Hace dos semanas, Franco fue nombrada relatora de la Comisión de la Cámara de Concejales de Río, creada para vigilar a las tropas de Michel Temer.

Marielle Franco se oponía a la intervención militar en Río, decretada por el presidente Temer para contener la violencia desde el fin de los Juegos Olímpicos en 2016. Pertenecía al Partido Socialismo y Libertad (PSOL) y, en las últimas semanas, había denunciado el asesinato de dos jóvenes en la provincia de Acari por agentes de la policía. La denuncia de los abusos policiales en barrios pobres y la defensa de los derechos de las mujeres negras eran las principales actividades de Franco, quien nació en A Maré: una complejo de favelas azotado por la violencia y la pobreza. (Vía: El País)

En su informe anual 2017/2018, Amnistía Internacional reveló que la tasa de homicidios en Brasil permanece alta y afecta principalmente a jóvenes afrodescendientes, asesinados en muchas ocasiones por miembros de la policía. Además, las cárceles del país están superpobladas y los presos viven en condiciones inhumanas.