En un mundo donde hay riqueza suficiente, aún hay millones de personas sumidas en la pobreza extrema. De acuerdo con un estudio de Oxfam, la organización internacional que realiza labores humanitarias en más de 90 países, México está dentro del 25% de los países con mayor desigualdad económica en el mundo: aquí vive el hombre más rico de América Latina, junto con 50 millones de pobres.

Y aunque los adultos estamos familiarizados con los conceptos de desigualdad e injusticia, las nuevas generaciones tienen mucho que enseñarnos al respecto. Eso es lo que muestra la nueva campaña de Oxfam, en la que los niños encuentran una solución al problema.

En un video de un minuto, niños y niñas reciben platos con contenidos desconocidos. Al abrirlos descubren que algunos recibieron cuatro o cinco donas azucaradas, otros solo una y los demás, ninguna. Es una metáfora de la desigualdad económica que nos atraviesa: algunas personas nacen en un entorno que las facilita los recursos que necesitan, pero otras no tienen la misma suerte.

Para los niños la solución no consiste en aferrarse a las pocas donas recibidas, sino en compartirlas: repartirlas de manera que cada quién tenga el mismo número de rosquillas, o dividirlas entre el número de niños. Después de todo, ¿qué pequeño podría comerse seis o siete doñas él solo? ¿Y si ocurriera lo mismo con la distribución de la riqueza?

Si aún crees que la desigualdad es un mito, estos son algunos datos de Oxfam: las 10 personas más ricas de México acumulan la misma riqueza que el 50% de la población más pobre del país y, tan solo en este sexenio, el ingreso promedio de los más pobres aumentó 10 pesos en cuatro años y el de los ricos 100. En América Latina, el 75% de la riqueza es acumulada por el 10% de la población y, en el mundo, el 1% acapara el 82%.

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