Wolverine del Metro de CDMX; el héroe del transporte público

Un fantasma recorre el Metro de la CDMX: el fantasma de Wolverine… o algo así. El sistema de transporte público más usado de la capital mexicana tiene un chofer que, además de parecerse al personaje de Marvel, es una suerte de héroe, sin necesidad de abandonar la red de transporte.

Su nombre es Maury Nares  y lleva 20 años siendo chofer de metro, en los que ha transportado, de manera anónima, millones de personas en esas dos décadas en incontables viajes repletos de empujones, apachurrados, olores extraños y retrasos inesperados.

Sin embargo, Maury ha buscado darle un giro a la labor de solo transportar el sueño, el hastío y la necesidad de los usuarios, aprovechando su imagen excéntrica y de corte heroico.

En una forma de instrucción y de regaño (porque a veces es necesario), antes de proceder al cierre de puertas, explica cómo hay que entrar, salir y da una recomendación para evitar confrontaciones, apachurrones y más estrés en la saeta naranja más lenta del país.

Los convoys que conduce son los de la Línea 3, que corre de Indios Verdes a Universidad. Esta recorre de norte a sur la ciudad, por lo que es de las más concurridas y, por consecuencia, de las que más fallas presenta.

Sinceramente, su presencia, aunque heroica, no puede resolver la situación y las condiciones generales de la línea o del sistema de transporte. Pero sí modifica, al menos, la percepción y la ansiedad de los que abordan (o se quedan sin abordar) sus vagones.

Aunque su labor lo lleva a ser un héroe subterráneo, también intenta llevar su aura sanadora y anti-hora pico a cielo abierto. Recibe cartas y saluda a la gente con la misma efusividad y amabilidad que lo hace cuando está al frente los controles que manejan el metro.

Ya sabemos que estaría muy chido tener a todo un grupo de superhéroes mutantes en el metro solucionando agravios y desenredando entuertos, pero de todo nos quedamos con sus palabras inmortales, hasta que halla más como él:

“Saludos, amigos usuarios, si no cabe no insista y espera el siguiente tren (…) Piense usted, empatice, todos queremos llegar a nuestro destino”.

Amicus Humani Generis