Tan sólo han pasado un poco más de 48 horas de que Donald Trump ganara las elecciones, menos desde que el mismo candidato reconociera la victoria y lanzara un discurso en el que invitaba a sus seguidores a “sanar” la división que las campañas habían creado. Apenas han pasado dos días completos y las denuncias de crímenes de odio, de abierto racismo, están apareciendo sin freno por todo el país, hasta estados famosos por su caracter progresivo, como Nueva York o California están presentando casos, incluso, de asalto y agresiones contra miembros de comunidades minoritarias. (vía: Quartz)

 

Las ofensas van de insultos hasta agresiones físicas y robos, frente a lo que las autoridades se han visto sin preparación para responder (cuando no, incluso, se vuelven cómplices por omisión). El Southern Poverty Law Center (SPLC), un organismo dedicado a monitorear, analizar y proponer respuestas institucionales al racismo, reporta también que las llamadas telefónicas a los centro de prevención del suicidio han alcanzado números récord que no habían visto en años. (vía: The Guardian)

Centenares de crímenes de odio son un producto directo del lenguaje que el ahora presidente electo utilizara en sus discursos: una serie de generalizaciones que no sólo degradaron sino que deshumanizaron a las minorías en el imaginario colectivo de sus simpatizantes. (vía: Washington Post)

Reportes publicados por el SPLC advertían meses atrás que el impacto de lo que llaman “Trump talk” es particularmente duro en la atmósfera escolar, ya que la misma polarización que genera no ha dejado intactos ni a los alumnos ni a los estudiantes:

“Está produciendo niveles alarmantes de miedo y ansiedad entre los niños de color, e inflama las tensiones raciales y étnicas dentro del salón. Muchos estudiantes tienen miedo de ser deportados.

Otros alumnos se han envalentonado por la retórica a menudo inmadura y divisiva. Los profesores han notado un incremento en los casos de acoso, intimidación y bullying contra los estudiantes cuya fe, nacionalidad o raza ha sido foco de ataques durante los discursos de la campaña [de Donald Trump].” (Vía: Southern Poverty Law Center)

Lo que se reportaba como algo peligroso está convirtiéndose ya en ataques reales no sólo contra los protestantes, los activistas o gente que esté acostumbrada a la confrontación con motivos ideológicos: incluso niños pequeños son atacados por sus propios compañeros de clase.

 

Apenas han transcurrido dos días de la victoria electoral de Trump. ¿Podría esperarse que, eventualmente, sus seguidores respeten el discurso de aceptación de su candidato?

Raúl Cruz Villanueva, trabajó en el proyecto de Plumas Atómicas sin embargo recibimos información por abuso de poder en contra de unas de sus alumnas que nos obligo a actuar en congruencia. Adicional...

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