Una persona trans necesitaba cambiar su nombre en su título universitario de Ciencias del a Comunicación. De manera que, se dirigió a las oficinas administrativas de su facultad para hacerlo. No obstante, tanto trabajadores como funcionarios tuvieron reacciones tránsfobas en su contra. Inclusive le dijeron que de no cumplir sus requisitos, no tendría su título.

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En el 2017 acudió a las oficinas de vicerrectoría para cambiar su nombre en el título universitario, aunque pensó que no tendría mayor dificultad que el tiempo de espera, las autoridades cometieron diversos actos discriminatorios e su contra. En primer instancia, le pidieron un acta con juicio resolutivo y un parte psiquiátrico. También necesitaba presentar su vieja y nueva actas de nacimiento para comprobar su identidad.

Esta persona había realizado una corrección de nombre en el 2015 en su acta primigenia, por lo que ésta ya tenía su nombre e identidad correctos. Por tanto, no podía mostrar el acta con su antigua identidad, además que tener más de un acta de nacimiento es un delito federal. Inclusive presentó una constancia en la que la jueza del Registro Civil de Mazatlán se había quedado con la primera acta de nacimiento.

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También explicó que debido a la legislación de identidad de género, estaba exenta de presentar tanto el parte psiquiátrico  como el juicio resolutivo. No obstante, los administrativos le dijeron que debía cumplir los requisitos o no le otorgarían el cambio de nombre en su título.

Acudió a la Comisión Nacional de Derechos Humanos en Mazatlán, no obstante, ellos la redirigieron a la estatal ubicada en Culiacán. Una vez allí, le dijeron que la demanda no procedía en esa instancia pues radicaba en la CDMX y no en Sinaloa. Decidió contratar a un abogado, después envió a la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) una carta en la que hacía la petición de manera formal y un acuse.

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“Su respuesta fue la misma, que necesitaba el parte psiquiátrico y el juicio resolutivo para validar esa nueva acta de nacimiento por identidad de género, pero además cuando los tuviese, había que volverles a entregar un certificado de preparatoria, y un certificado de la licenciatura, ambos nuevos, así como hacer un pago no de reposición de título con corrección de nombre, sino un trámite de primera vez, pues es lo lógico, ¿no? “Es como si usted se hubiera muerto y hubiera vuelto a nacer” fue la respuesta de la directora general de servicios escolares de la zona sur“. (Vía:Antesdeeva)

Regresó con las manos vacías y hasta este año se le presentó una nueva opción para atender este problema. Debía acudir a la Defensoría Pública. Allí un juez validó su nueva acta de nacimiento, también constató que el  acta primigenia se encontraba en manos de la jueza del registro civil de Mazatlán. Sin embargo, la UAS sigue insistiendo en que para hacer el cambio debe eliminar todo el expediente de la joven y cambiarlo a su nuevo nombre.

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En Plumas Atómicas nos pusimos en contacto con Frida y ella nos platicó un poco más acerca del proceso que debe realizar para que la UAS valide su identidad de género, sí obviamente este procedimiento no debería exigirse. La estudiante nos relató que

“La segunda resolución que voy a tramitar es esta que es la que me dio la Comisión como opción viable que es que un juez federal le de la orden a la jueza estatal de que le hago caso a la jueza local. A mí me parece que con la información que tengo es lo último que tengo que hacer, pero la UAS dice que no: cuando esté la primera y segunda resolución, ellos ya validan el acta, pero yo tengo que volver a hacer todos los trámites: tramitar un certificado de primaria para poder tramitar el certificado de secundaria y hacer el canjeo, luego el de prepa y el de la licenciatura. De allí abrirán un expediente y entonces me den el de estudiantes, y entonces, tramitar mi titulación como si fuera mi primera vez cuando la titulación ya existe y también hay un archivo que me ampara.

La universidad exige documentos que otras instancias legales no pedirían pues sí respetan los derechos de las personas trans. En este sentido, han obligado a Frida a validar una y otra vez que existe. A ojos de muchas personas esto es una violación de derechos humanos, sin embargo la UAS  lo niega.

“La UAS me sigue condicionando, después de una segunda resolución que fue con un juez a nivel  federal seguirme condicionando a que yo les compruebe una y otra vez que yo soy la misma persona con los certificados nuevos porque según ello no vaya a ser que en el futuro aparezca la otra persona que está en el otro certificad y diga que no soy yo, que era él. Eso es lo violatorio en materia de derechos humanos, ellos nunca me han negado el tramite, sino que lo han estado condicionando desde hace tres años y ellos dicen que no es violatorio, dicen que me tratan con respeto cuando voy a sus oficinas y las personas se dirigen en masculino hacia mí, se dirigen en masculino porque ven el documento, no es porque me vean a mí, es como las ganas de joder, como las ganas de castigar. Todo esto ha sido muy agresivo para mí y lo sigue siendo.”

Frida señaló que ni su defensora ni los abogados litigantes han entendido cómo vulneran sus derechos humanos.

“La última resolución de la comisión de derechos humanos viajó la abogada a Culiacán, cuando regresó me dijo: ‘el abogado de la UAS es muy amable, muy respetuoso, está en la mejor disposición, pero vaya a conseguir estos requisitos y luego le dan el título’. Por su parte, Frida contestó: tampoco usted ha entendido como la parte violatoria y me dice la abogada: “pues es que tienen razón son personas distintas”. Yo respondí: soy yo misma, siempre he sido la misma, ¿dónde está la otra persona distina? Ser transexual no es un cambio mágico, no es un cómic, soy yo, como lo mismo, pienso lo mismo, siento lo mismo, estoy donde mismo. Solamente hice visible una autonomía corpórea, una autonomía sexual, una identidad de género con la cual me siento más segura emocionalmente, más saludable.

Tras esta experiencia, Frida se decidió a escribir lo sucedido en una nota para un blog. En su opinión:la identidad de género es sobre todo el derecho a existir”. Por ello es más impactante que ni la universidad ni la CNDH pudieran respetar sus derechos ni mucho menos empatizar con su situación.

Hasta el momento esta chica lleva 3 años desempleada pues no puede comprobar que es licenciada en Ciencias de la Comunicación, así mismo se ha visto afectada tanto de manera emocional como psicológica por todo este proceso. Podemos observar que hay mucha discriminación contra el mundo trans, se pasa de una invisibilización moral a una legal.

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Esta comunicadora piensa que hace falta más capacitación para las instituciones públicas ya que muchas personas trans no sólo viven violencia por su identidad de género, sino también padecen vulnerabilidades económicas, sociales y emocionales. En este sentido personas de derechos humanos y activistas serían los indicados para capacitar o dar charlas a los trabajadores y administradores de estas dependencias.

La calidad de vida de una persona trans se ve mermada por la discriminación de diversas instituciones como la de salud, educación e inclusive el sector empresarial. No sólo se trata de decir que la sociedad es incluyente, sino de modificar las políticas públicas y leyes para darles la dignidad que merecen, tal vez sólo de esa manera Frida podría ver su nombre en sus documentos.