La mayoría del Tribunal Federal Supremo de Brasil ha decidido criminalizar la homofobia y la transfobia, equiparando las penas por ofensas a homosexuales con las previstas en la ley contra el racismo.
De acuerdo con activistas de la comunidad LGBT brasileña, la criminalización de la homofobia y transfobia les otorgará una protección real antes los constantes ataques que ha recibido la comunidad.
El tema llegó a la Corte por medio de dos acciones promovidas por la Asociación Brasileña de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Travestis, Transgéneros e Intersexos (ABGLT) y el Partido Popular Socialista (PPS) en 2012 y 2013, respectivamente. (Vía: El País)

El juicio inició en febrero, y aunque seis de los once ministros ya han votado por la penalización del crimen con hasta tres años de prisión, la discusión ha sido suspendida y se reanudará el próximo 5 de junio.
De acuerdo con la organización, Grupo Gay da Bahía, al menos 141 personas pertenecientes a la comunidad LGBT han sido asesinadas en Brasil en lo que va del año. (Vía: BBC)
El debate se ha posicionado como un capítulo más de la “guerra cultural” actual entre progresistas y bolsonaristas. Donde el Poder Legislativo, fortalecido por la llegada del ultraderechista Jair Bolsonaro, se enfrenta contra el Poder Judicial y su intento por proteger a las minorías sociales y políticas.
¿Qué países condenan a los homosexuales?
“Los crímenes por homofobia son igual de alarmantes que la violencia física” afirmó Luiz Fux, vicepresidente del Tribunal Federal Supremo (Vía:BBC)
De acuerdo con el texto aprobado en la CCJ, estarán sujetos a sanción de hasta cinco años de prisión aquellos que; como consecuencia de un prejuicio con identidad de género y/o orientación sexual impida o restrinja la manifestación razonable de afectividad de cualquier persona en un lugar público o privado abierto al público. (Vía: El País)
En este sentido, se equipara la homofobia a los crímenes por prejuicio de raza, color, etnia, religión y procedencia nacional.
También se estableció una pena de uno a tres años para quién impida el acceso o rechace brindar atención en restaurantes, bares, confiterías o locales similares abiertos al público.
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Por su parte, la comunidad religiosa y principalmente la evangélica ha argumentado temer por la libertad de expresión. Con base en esto, los líderes religiosos han expresado la preocupación de que la eventual criminalización de la homofobia los impida de predicar que la relación íntima entre personas del mismo sexo constituye pecado.