A Renata la drogaron sin su consentimiento, cuenta su historia para alertar a otras
Este domingo, en una publicación de Facebook, una joven relató cómo uno de sus amigos intentó abusar sexualmente de ella al introducir droga en su bebida, con la complicidad de...
Este domingo, en una publicación de Facebook, una joven relató cómo uno de sus amigos intentó abusar sexualmente de ella al introducir droga en su bebida, con la complicidad de otra de sus amigas. La publicación se viralizó porque se trata de una práctica común, también conocida como “sumisión química”, en la que los agresores son, en la mayoría de las veces, conocidos de las víctimas.
“Después de mucho tiempo he decido hacer pública una experiencia terrible que aconteció en mi vida hace aproximadamente dos años. Decido hacerlo para que no pase más, para que estemos alertas, que tengamos claro que nadie está exento”.
Imagen: Facebook
Renata escribió cómo un viernes salió con amigas y amigos de la universidad al bar Barezzito de Guadalajara. “Yo tenía poco más de un año y medio de conocer a mis compañeros, a quienes consideraba amigos“, cuenta. Mónica, una de sus compañeras, insistió en que las mujeres fueran al baño a tomarse fotos, mientras Aaron y otro compañero se quedaron en la mesa.
“Para mí es importante destacar que Aaron ante los ojos de todos, incluso los míos, era la persona más benevolente. No mataría ni una mosca. Es incluso el promedio más alto de la generación de medicina 2018 UAG. (…) Aaron se había puesto previamente de acuerdo con Mónica para que mientras ella nos llevaba al baño, él pusiera una droga en mi bebida“.
De acuerdo con el relato de Renata, Aaron insistía en hacerla beber. Al poco rato sintió calor extremo y confusión: “Me quemaba mi cabello en la espalda, el vestido me parecía insoportable. Comencé a sentirme bastante desorientada”.
Renata le pidió a su amiga Carolina que pidieran un Uber para irse a su casa, a donde habían acordado irse juntas. Sin embargo, Aaron insistía en llevarla. “Al final, como era nuestro compañero y ‘por seguridad’, accedimos. Cuando salimos del lugar yo estaba mucho peor, más desorientada, me mantenía en pie con dificultad, tenía náuseas, me sentía terrible“.
Imagen: Facebook
En el camino, Aaron insistía en llevarlas a ambas a la casa de él. No obstante, Carolina le dijo que era imposible, pues los papás de Renata las esperaban. Una vez en casa de Renata, él insistió en subirla a su cuarto, pero Carolina se volvió a negar.
“Al llegar a mi casa, Caro tuvo que quitarme el vestido, los zapatos, todo. Yo estaba ‘en calidad de bulto‘. Atribuimos los síntomas a que probablemente el alcohol estaba adulterado”.
Sin embargo, cuenta Renata, a los dos días recibió una llamada de uno de sus compañeros, quien le contó que Mónica y Aaron la habían drogado para que éste pudiera abusar sexualmente de ella. “Le pedí a mi amigo que lo llamara y con un escenario falso logró que Aaron confesara su atrocidad, de la cual por cierto, no estaba siquiera arrepentido”.
“¿Cómo alguien cercano a mí era capaz de tal cosa? ¿Qué hubiera pasado si fuera alérgica, si se le pasaba la mano, si hubiera tomado todo, si Caro no hubiera estado? Es un hubiera, que de haberse cumplido, habría marcado dolorosamente mi vida”.
Renata lo confrontó, a lo que él respondió que era solo un “empujoncito” para tener relaciones sexuales con ella.
Sumisión química
El caso de Renata no es único: de acuerdo con Efe, en el 20% de las agresiones sexuales intervino algún tipo de droga para someter a la víctima. Además, el 90% de las víctimas de estas agresiones son mujeres. Las drogas más usadas son el GHB, el Rohypnol (Roofies), la Ketamina y la Escolopolamina (Burundanga) cuyos efectos se agravan si se consumen con alcohol y pueden provocar sueño, estado de coma e incluso la muerte.
El potencial agresor sexual de Renata, un médico con el promedio más alto de su generación, está libre y muy probablemente ejerce su carrera sin impedimentos. Como señala ella en su post, este tipo de ataques no siempre vienen de personas desconocidas, sino también de aquellas en las que se confía:
“Me gustaría que nos pusiéramos a pensar: ¿Y si un día atiende a tu hija? ¿Y si un día tiene un cargo de poder? Se me ocurren escenarios fatales. Él camina tranquilo, como si nunca hubiera pasado nada. Como si los actos no tuvieran consecuencias”.
En entrevista con Plumas Atómicas, Renata aclaró que ya presentó denuncias ante autoridades escolares e inició un proceso judicial en contra de sus agresores. Desde que fue drogada sin su consentimiento, ha tenido que cambiar hábitos incluso cuando sale con amigos de confianza:
“En mi casa se modificaron las dinámicas, es mucho más difícil que me den un permiso aunque vaya con amigos cercanos a mí. Cuando salgo por la noche, que es poco por la universidad y otras circunstancias, no tomo nada que esté en la mesa, no suelto mi vaso en ningún momento y, si voy al baño, ya no me tomo lo que hay en el vaso. Nunca he consumido mucho alcohol, por lo que también me es más fácil tomar la lata o botella de agua mineral y llevarla conmigo todo el tiempo”.
En Plumas Atómicas también nos comunicamos con la Universidad Autónoma de Guadalajara, donde nos comunicaron con la Asistente de la Dirección de Seguridad de la universidad. Además de no tener conocimiento de este caso, dijeron no saber si la universidad cuenta o no con protocolos de violencia de género.