Cindy es una niña de siete años que padece encefalitis, por esta razón necesita de cuidados especiales y de tratamientos médicos que son costosos. Desafortunadamente su familia no puede solventar los medicamentos y tampoco cuentan con los servicios básicos para hacer un poco liviana la vida de la menor. La familia de Cindy está acorralada por una empresa minera de Coahuila, que pasó de ser su fuente de ingresos y proveedor de servicios básicos a su propio verdugo. 

Manuel Pillado Soto, padre de Cindy, trabajaba en la minera Hércules, de la empresa Minera el Norte, propiedad de Alonso Ancira Elizondo.  Ancira ganó en 2013 una de las licitaciones más caras del gobierno de Enrique Peña Nieto, un contrato de más de 15 mil millones de pesos, según una investigación de Animal Político.  La minera está ubicada en el municipio de Sierra Mojada, Coahuila, ubicado muy cerca del estado de Chihuahua y en una zona desértica en extremo calurosa.

Pillado Soto y otros siete trabajadores mantienen un litigio contra la minera desde octubre del 2010, debido a que fueron despedidos injustificadamente. Hasta ahora, siguen a la espera de la resolución de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje. Pero desde 2010 han sufrido la persecución por parte de autoridades de la empresa con el propósito de expulsarlos del poblado. (Vía: La Jornada)

La familia Soto ha sobrevivido con la producción de pasteles que hace Leticia Delgado esposa de Manuel, pero desafortunadamente, representantes de la empresa cortaron los suministros de agua y de luz a su familia y a los hogares de los compañeros que también se encuentra en litigio y de otros compañeros que hace poco participaron en un paro de labores. Para Cindy esta situación complica su salud, pues la falta de luz imposibilita preparara ciertos alimentos y la falta de agua le niega tomar baños calientes que aminoren su dolor.

Manuel, Leticia y Cindy, al igual que el resto de los compañeros que decidieron demandar a la empresa, han sido fichados en su propia comunidad, pues los pobladores tienen prohibido brindar apoyo o hablarles. “Quien lo haga corre riesgo de perder su empleo” dijo Manuel, en entrevista para La Jornada.

El poblado de Hércules tiene poco más de 7 mil habitantes y depende por completo de la extracción y procesamiento de fierro, así como Hércules y otros pueblos, las instalaciones de la empresas mineras suelen ser más grandes en comparación de los propios poblado. Los pequeños pueblos, muchas veces están aislados o muy lejos de la capital, por lo que las empresas instalan hospitales, comedores y transporte para el personal, servicios que no existen en poblados que no tienen alguna empresa minera en sus tierras. (Vía: El Universal)

Lo que puede parecer un beneficio, es en realidad la tapadera de abusos, pues las mineras tienen controlada la vida completa de los habitantes. La familia Soto vive un estado sitio, su mismo pueblo controlado por la empresa minera los dejó sin nada. Cindy a parte de pelear contra su enfermedad, pelea contra la voracidad del negocio de las empresas mineras, contra la injusticia de un despido injustificado y contra el silencio impuesto de un un pueblo entero.

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