A la música le es suficiente el viento para atravesar los muros, pero para hacer vibrar a un presidente se necesitará a más de una orquesta sinfónica. El próximo sábado 3 de junio, la Dresdner Sinfoniker hará grietas con la potencia de los sonidos. La orquesta ofrecerá un concierto en ambos lados de la frontera norte de nuestro país. 

“¡Derribe este Muro!” es el nombre del concierto que será ejecutado de manera simultánea en Tijuana y  San Diego, la dirección musical estará a cargo de Markus Rindt. El objetivo es tener músicos en ambos lados de toda la frontera, replicando el performance. (Vía: The San Diego Union-Tribune)

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La Orquesta Sinfónica de Dresde convoca a intérpretes de todos los géneros musicales a manifestarse en ambos lados de la frontera norte. El objetivo es humanizar no sólo la mente de un presidente, sino las barreras mentales de ciudadanos que sólo tienen oídos para escuchar y apoyar las medidas racistas de Donald Trump.

Se suele pensar que sólo las propuestas contemporáneas son las que atienden temas políticos y quizá para muchos una orquesta sinfónica sea el símbolo del Arte hegemónico por excelencia, ese arte que sólo atiende un repertorio “tradicional”, y aunque no es el tema de esta nota, es importante mencionar que la música mal llamada “clásica” ha sido, durante muchos años, un espacio desde el cual resistir, incluso al propio Arte. Los ejemplos van desde Shostakovich, Prokofiev, Cage, Steve Reich, hasta, actualmente, el músico Johannes Kreidler o Kendrick Lamar, quienes más allá de ser pioneros o herederos de la música contemporánea, son músicos que han tomado conciencia de su actualidad.

Si bien la Dresdner Sinfoniker no experimentará desde los formatos, la razón de la protesta atraviesa el estado actual de las fronteras reales, las vallas, la xenofobia y el miedo estridente que viaja en y entre las comunidades de inmigrantes en Estado Unidos. La orquesta tiene planeado interpretar piezas de Frank Zappa, Carlos Santana, Los Van Van y Pink Floyd.

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Esta no es la primera vez que una orquesta trata de unir dos mundos, en 1999 la Orquesta West-Eastern Divan es fundada por el músico argentino-israelí Daniel Barenboim y el filósofo palestino Edward Said. En una entrevista Baremboin menciona que “conseguir que un chico árabe y otro judío se sienten ante el mismo atril y toquen la misma nota al mismo tiempo es hacer que compartan algo positivo. Cosas como ésta no solucionan los problemas políticos, pero nos cambian a todos los que las vivimos”. (Vía: El Mundo)

Las partituras pueden guardar una poderosa nota de humanidad: ¿cuántas notas musicales, melodías, piezas, rolas, sinfonías,  son necesarias para unir un mundo dividido por fronteras?

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