Este 23 de abril, la Fiscalía de Jalisco anunció que los tres estudiantes de cine desaparecidos en Jalisco fueron asesinados y sus cuerpos disueltos en ácido, dando fin así a la búsqueda de Javier, Marco y Daniel.

Los tres jóvenes desaparecieron el pasado 19 de marzo, cuando filmaban un cortometraje en una casa de Tonalá. De acuerdo con las autoridades, se encontraban grabando sin saberlo en una casa de seguridad vinculada con el narcotráfico.

Las reacciones en redes sociales ante la noticia de su muerte van de la ira a la incredulidad. El gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, dijo que es “absolutamente justificada la indignación” (como si hiciera falta su permiso para enojarse), además de estar “dolido y conmocionado” y asegurar que se continuará con la investigación:

El cineasta Guillermo del Toro, quien ya se había pronunciado para exigir la aparición de los estudiantes, tuiteó:

Ante lo declarado por la Fiscalía, otros usuarios señalaron la inevitable comparación con la ‘verdad histórica‘ de Ayotzinapa. Sin pruebas científicas, se afirma que los estudiantes fueron asesinados y disueltos en ácido. No obstante, la experiencia hace que la gran mayoría se muestre escéptica ante la declaración de las autoridades:

Las autoridades aseguran que el hallazgo se confirmó a través de restos de sangre encontrados por el Instituto de Ciencias Forenses de Jalisco. Lo cual no es una prueba contundente de que los estudiantes fueran asesinados:

Y, si la Fiscalía del estado tenía conocimiento de que la casa donde los estudiantes pretendían grabar el cortometraje pertenecía al cártel Nueva Plaza, ¿por qué lo revela hasta ahora?

Tres candidatos a la presidencia, por su parte, hicieron uso de discursos prefabricados y lamentaron el asesinato. Margarita Zavala, además, usó una frase claramente calderonista al hablar de un ‘futuro de paz’.

Mientras tanto, si el gobernador de Jalisco aseguró que continuarán las investigaciones, cada vez más información surgirá respecto a un caso del que aún tenemos muchas preguntas. Los estudiantes asesinados no pueden ser la nueva norma.