Migrantes. Entre la intolerancia y la desgracia
La CNDH sigue fiel a la costumbre que impuso María Rosario Piedra Ibarra, actual presidenta de la Comisión: llevársela tranquila.
Pues no. Han pasado más de 30 días desde que se produjo la muerte de 5 jóvenes a manos de militares en Tamaulipas, sólo porque éstos escucharon un estruendo; más de 2 semanas desde que el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas afirmó que “fueron ejecutados; no se trató de un enfrentamiento”; otros tantos desde que el Presidente López Obrador lamentó los hechos; igual cantidad de días en que se le pidió a la Comisión de Derechos Humanos, a instancias del General Luis Crescencio Sandoval, que elaborara una investigación sobre el caso para deslindar responsabilidades…y nada. La CNDH sigue fiel a la costumbre que impuso María Rosario Piedra Ibarra, actual presidenta de la Comisión: llevársela tranquila.
Así es que mientras esperamos a que la CNDH se ponga a trabajar, seremos testigos de cómo se le acumula el trabajo.
Como en el caso de los 39 migrantes muertos en Ciudad Juárez, Chihuahua, al interior de una estancia provisional del Instituto Nacional de Migración, ocurrida apenas el 28 de marzo, y que, para no variar, se ha pedido que la CNDH y la FGR hagan una investigación exhaustiva para conocer qué ocurrió y quién fue el responsable de la tragedia.
Aunque podría parecer un hecho simple el encontrar un responsable directo de tan inusitada tragedia, a juzgar por el video que circuló en redes, donde se aprecia que al menos un empleado del Instituto Nacional de Migración y personal de seguridad privada, se alejan de la fuente del incendio sin preocuparse por retirar el candado que bloqueaba la puerta donde estaban encerrados los migrantes, el contexto no es tan sencillo como identificar a esos empleados y meterlos a la cárcel por negligencia u homicidio calificado.
se alejan de la fuente del incendio sin preocuparse por retirar el candado (Foto: Especial)
Tampoco parecería relevante si este incendio evidenció, mediante un lapsus revelador, el encono que existe entre corcholatas pejistas, como cuando el secretario de Gobernación y el canciller intercambiaron responsabilidades y que luego fueran amparados por el discurso benefactor del Presidente de México.
Si algo debe llamar nuestra atención es el clima de animadversión que se ha prohijado en ambas fronteras de nuestro país, donde a mayor flujo de migrantes centroamericanos (principalmente) y de otras latitudes del mundo (en menor medida) mayor ha sido la intolerancia y el malestar social que provoca en la población local, así como la necesidad de encontrar medios de subsistencia de las personas migrantes mientras continúan su camino hacia su sueño dorado.
Desde hace semanas nos hemos enterado que en las calles de Ciudad Juárez, Tijuana y otras ciudades fronterizas es más frecuente observar a migrantes limpiando vidrios de autos en los cruceros o pidiendo limosna (tal cual) o quizás vendiendo alguna golosina en las calles de esos municipios. Nos hemos enterado (que no preocupado y encontrado alternativas) de que la población local, en otros momentos solidaria y tolerante, ahora pide una limpieza de las calles, ya sea porque se ven “feas” por la presencia de migrantes o porque les parecen inseguras.
Murieron 39 migrantes (Foto: Especial)
Ha ocurrido en Tapanatepec, Oaxaca, donde la población ha manifestado enojo por la afectación que sufren en servicios, así como distribución de alimentos, derivadas de presencia al alza de migrantes y lo mismo ha ocurrido en Ciudad Juárez donde, reportan, el alcalde solicitó recluir a los extranjeros, justo para darles una satisfacción a sus votantes y gobernados. Cruz Pérez Cuellar, alcalde morenista en esa ciudad, actuó como todo buen representante de la intolerancia y de la “limpieza étnica”, en este caso migrante. Pidió dejarlos encerrados y encerrados se quedaron…hasta morir.
¿Pérez Cuellar es el único responsable? ¿Lo son los vigilantes y personal del INM que no abrieron las puertas? ¿Lo es el secretario de Gobernación, el canciller o el comisionado del INM, Francisco Garduño? ¿Lo son el gobierno de México y de Estados Unidos y, por ende, sus respectivos presidentes? ¿O lo es la fuente ovejuna que ahora logró uno de sus cometidos y, por un tiempo, se libró de los molestos migrantes?
Ya veremos de qué tamaño será el reconocimiento de responsabilidades de todos los órganos de gobierno. El tema de la migración, por supuesto, no es sencillo de resolver. Menos aún si no se quieren encontrar soluciones y sólo se ejecutan acciones paliativas. Es atendible, también, esperar alguna reacción social toda vez que el flujo migratoria no se detendrá en el corto plazo y pondrá a prueba nuestra capacidad de empatía social.
Mientras tanto, en el marco de las respuestas institucionales, vamos a esperar (sentados) a que la CNDH haga sus investigaciones, tanto en el caso de los jóvenes asesinados por militares, como en éste donde murieron 39 migrantes, para que nos cuenten una verdad (esperamos que no sea a modo) de lo que sucedió y quiénes son los responsables “visibles”. Porque de los otros nos encargaremos de señalarlos.
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