Una jueza de Nueva York sentenció ayer que Donald Trump viola la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, aún cuando se trate de su cuenta personal. Esto, luego de que siete usuarios demandaron al presidente por haberlos bloqueado a mediados del 2017.
I sued the President, and I won. https://t.co/hE3rWcxIAY
— Rebecca Pilar Buckwalter-Poza (she | they) (@rpbp) May 23, 2018
El Knight First Amendment Institute de la universidad de Columbia representó a siete usuarios de Twitter que, a lo largo de 2017 fueron bloqueados del feed del presidente de los Estados Unidos. La razón legal de la demanda era que, como funcionario público, sus publicaciones son de interés nacional por lo que bloquear a críticos o a cualquier otra persona atentaba directamente contra sus derechos constitucionales.
Los demandantes incluyen un médico de Nashville, un policía texano, una compositora de Seattle, un comediante neoyorkino, una analista legal de Washington D.C.y un ciclista californiano. (Vía: Knight First Amendment Institute)
La jueza sentenció a favor de los quejosos, sin embargo, su sentencia no obliga a Trump a desbloquearlos (sí, parece contraintuitivo). Lo que sí hace es impedirle bloquear a más gente después de la sentencia.
Twitter dejó claro desde un principio que, como plataforma, no tomaría partido en la demanda y cumplió, no lo hizo. Sin embargo, habría que preguntarle directamente por qué no, si entre sus directivas centrales está la libertad de expresión. (Vía: New York Times)
Trump blocked me today for 1 (or both) of these threads. It'd be a shame if anyone RTd them.https://t.co/O0woTl3Wuzhttps://t.co/Q9aJea5rMz pic.twitter.com/XfIS9cQwop
— Caroline Orr Bueno, Ph.D (@RVAwonk) June 14, 2017
La cuenta de Twitter de Trump, @realDonaldTrump, ya no sólo es su cuenta, sino una plataforma pública a través de la cual ha hecho política y diplomacia a nombre de todo un país, por lo que se convierte en un medio oficial del gobierno estadounidense.
En cierta medida, el dictamen de la jueza confirma algo que se sigue discutiendo fuera delas instituciones políticas: hasta dónde los espacios ‘personales’ de figuras públicas son, de hecho, personales y hasta qué punto pueden y deben responsabilizarse de lo que en ellas comunican (sí, Ricardo Alemán, estamos hablando de ti).
