La hipersexualización de niñas y niños en los medios de comunicación también podría considerarse como una forma de violencia de género. Esta práctica tiende convertirlos en objetos, cosificarlos y a mantener un sistema de desigualdad de género. ¿Por qué no respetamos la infancia?
También te recomendamos: La crianza sin género, ¿qué es y por qué la consideran moda?
La hipersexualización el primer problema
Las inadecuadas representaciones de la mujer en medios de comunicación pueden traer consigo consecuencias tanto emocionales como físicas y psicológicas para ellas.
Asimismo, refuerzan una cultura que tiende a hipersexualizar no sólo a la mujer adulta, también a las niñas. Pensemos en las características que se asocian a lo “femenino”, cosas como la belleza, la blancura y la juventud, siendo la última característica una de las más normalizadas.
“Las redes sociales se han convertido en el mejor escaparate comercial, se visualizan cuerpos femeninos cada vez de menor edad expuestos como imagen de reclamo para agradar y obtener beneficios económicos”.

Esta práctica, en mayor o menor medida, acelera los procesos de desarrollo infantil hacia adultos, en las mujeres, podría impulsar conductas como la autocosificación.
“Las mujeres se encuentran en la situación de emplear la belleza y la deseabilidad como fuente de poder, haciéndolas dependientes de una mirada masculina y pudiendo acabar resultando ser una trampa”. (Vía: Hipersexualización femenina en los medios de comuncicación)
En este sentido, la interiorización de la hipersexualización puede dañar tanto la autoestima como la autonomía de las mujeres y dirigiéndolas a conductas de apego insano como la dependencia. Basando su “valor” en características físicas, frases como: “las niñas bonitas hacen eso o el otro”, “una buena mujer no hace tal cosa”. Incluso las mujeres que poseen el estereotipo de belleza aceptado socialmente, sufren segregación reduciendo todos sus logros laborales o personales a su cuerpo.
Como mujeres adultas, sanas emocionalmente y conscientes de nuestro cuerpo tenemos el derecho de erotizarnos o modificar nuestra imagen corporal, pues entendemos que nuestro valor no reside en la imagen, pero eso no anula su modificación o la autoapreciacón de su belleza.
Sin embargo, estas prácticas no deberían ser compatibles con la infancia femenina, pues se les otorgan atributos que no corresponden a su madurez psicológica, sexual ni mucho menos corporal.

Pero este no es el lado más oscuro de la hipersexualización de la infancia, pues ésta se relaciona estrechamente con la mercantilización de la mujer, de su cuerpo como única fuente de poder para conseguir relaciones laborales e incluso sexo-afectivas, todo en un contexto de desigualdad.
“La mercantilización encubierta que se está realizando sobre el cuerpo femenino a través de una idealización por medio de las nuevas tecnologías, afecta verdaderamente al conjunto de la población femenina que sigue un modelo de disciplina que lleva a recordar la esclavitud del cuerpo de la mujer, la explotación sexual o el abuso infantil”. (Vía: Hipersexualización femenina en los medios de comunicación)
La infancia rota
La belleza, fuera de los cánones estéticos, es una característica física y apreciación subjetiva de cada persona, nadie debería arrebatársela o limitar su expresión. Sin embargo en el caso de las mujeres, la belleza canónica se ha vuelto una moneda de cambio que la esclavizado de diversas formas.
Por ello, hacer de la belleza el único atributo aplaudible en las niñas, es un error, pues hace que pasen desapercibidos otros atributos y cualidades que forman su personalidad, que, posteriormente, la convertirán en un adulto autosuficiente.
Marcas publicitarias han encontrado en niñas y adolescentes características explotables como la naturalidad, autenticidad y comienzan a disfrazarlas con conductas hipersexualizadas.

Pensemos en los concursos de belleza, los juguetes que generalmente son maquillajes, ropa o accesorios que intentan enmarcar atributos corporales, poses y comportamientos concretamente sexuales que, en primera instancia, son irreales y en segunda no corresponden a la infancia.

Entre las consecuencias tempranas se encuentran los problemas de alimentación como anorexia, bulimia y la falta de autoestima.
“Neumours Children´s Healthy System realizó una encuesta en 2014 con 100 niñas de Estados Unidos sobre la presión que existe con respecto a la belleza y se obtuvieron los siguientes datos: un 19% no se sentían bellas, un 40% no se sentían seguras con su aspecto físico y un 50% no se gustaban en las fotos2. (Vía: Hipersexualización femenina en los medios de comunciación)
Durante la adolescencia la desinformación y la noción de un crecimiento acelerado podría traducirse en relaciones violentas, embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.
La hipersexualización de las niñas también podría influir en la manera en que éstas menores de edad se relacionan sexo-afectivamente y la forma en la que la sociedad cree que puede relacionarse con ellas. Hablamos de casos de pederastia, abuso sexual infantil y el estupro.
Menores de edad que tienen accesos a redes sociales y que suben fotos suyas con poses erotizadas, pueden ser víctimas de pederastas o de personas que roben sus fotografías y hagan uso indebido de ellas y ser víctimas de ciberacoso.
Pensemos en las fotos en internet en las que se compara la vestimenta y las poses de chicas que actualmente tienen 25 con fotos en las que tienen 15, en las que suelen verse como niñas y fotos de chicas que actualmente son menores de edad, pero parecen jóvenes ¿qué sucede, cuál es la prisa por crecer?

Los medios de comunicación también forman parte de este problema, realizando notas en las que se destaca la “sensualidad” de menores de edad.
¿Cómo actuar contra la hipersexualización?
La educación, es decir, una crianza respetuosa, puede cambiar estas conductas hipersexualizadas y, con ello, respetar la infancia de niñas y niños.
El gobierno de la ciudad de México se ha declarado en contra de la hipersexualización al considerarla una forma más de la violencia de género:
“Consiste en la exaltación de los atributos sexuales de una persona encima de otras cualidades”. (Vía: SIPINNA)

Inclusive dio una serie de recomendaciones para evitar esta práctica en niñas:
- Incentivar el uso de maquillaje, vestimenta o accesorios que las hagan ver como personas adultas
- Preguntarles si tienen novia o novio o decirles que siempre deben verse bonitas o guapos
- Fomentar expresiones o bailes con movimientos sexuales (Vía: SIPINNA)
Tan sólo en México se estima que una de cada 10 mujeres cuyas edades oscilan entre los 12 a 17 años han recibido mensajes , videos sexuales o amenazas en internet.
Según SEGOB lo menos el 25% de las y los adolescentes entre 12 7 17 años han sido víctimas de alguna forma de ciberacoso.
Las niñas no tienen la obligación de ser bonitas, de ser princesas, son niñas y tienen el derecho a vivir cada etapa de manera plena y sana.