El informe “La educación privada: gasto tributario con esquema regresivo“, publicado por el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) muestra que a 6 años de la implementación del estímulo fiscal para deducir las colegiaturas, se ha beneficiado principalmente a las familias con mayores ingresos, quienes concentran el 68% de dichas deducciones.
Según la investigación, 2.4 millones de estudiantes cumplen con los requisitos para ser beneficiarios de este estímulo fiscal, de los cuales el 80% estudia en alguna escuela privada.
De este total, el CIEP tomó la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) del 2016, publicada por el INEGI, con la finalidad de observar la distribución de estos beneficiarios respecto a su nivel de ingreso; el resultado: el 57.9% pertenece a los estratos con mayores ingresos, mientras que a penas el 1.6% pertenece al nivel socioeconómico más bajo.
Asimismo, tomando en cuenta la distribución de todos los alumnos que estudian en la educación privada, dejando de lado las becas totales y la formalidad, observaron que el beneficio fiscal aumentó en los estratos con mayores ingresos; de hecho, el decil más alto representa 35% de todos los alumnos beneficiados por estos estímulos.
Dichos beneficios fiscales, básicamente establecen rangos en donde la colegiatura es deducible hasta un rango máximo por cada nivel educativo, en ese sentido tenemos que: preescolar, un máximo de 14 mil 200 pesos; primaria, 12 mil 900; secundaria, 19 mil 900 pesos; bachillerato, 24 mil 500 pesos y profesional técnico, 17 mil pesos. Como podemos ver, estos beneficios se encuentran dentro del rango de precio de las escuelas más caras.
Además, el requisito para ser beneficiario de estos estímulos, es que el que pague la colegiatura debe ser parte de la economía formal y, además el estudiante no debe estar beneficiado con ningún tipo de beca o descuento, de nuevo, un requisito para aquellos con mayor poder adquisitivo. (Vía: Sin Embargo)