En septiembre de 2020, una mujer negra corría en Nueva York cuando una mujer blanca le aventó una botella y le gritó comentarios racistas. En Miami, en 2019, unos jóvenes negros se manifestaban cuando un hombre blanco se bajó de su carro y los amenazó con una pistola. En Los Ángeles, en 2017, una enfermera de ascendencia filipina fue golpeada por una mujer blanca en un estacionamiento. Todos estos incidentes tienen algo en común, son crímenes de odio y fueron perseguidos como tal en Estados Unidos.

¿Pero qué los define como tal?

Básicamente son actos ilícito contra una persona o propiedad, motivado por un prejuicio contra la identidad o características de la identidad de la parte afectada. Así nos lo explica Mónica Bauer, directora de Asuntos Hispanos de la Anti Defamation League (ADL), una organización que monitorea y lucha contra crímenes de odio en Estados Unidos.

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Es decir, si una persona es agredida por su raza o su género, o un centro de culto es vandalizado por alojar cierta religión, entonces estamos hablando de un delito de odio. Sin embargo, eventos como los supremacistas blancos manifestándose o xenófobos gritando insultos a gente por su color de piel o el idioma que hablan son únicamente incidentes de odio.

El motivo de esto, explica Bauer, es el siguiente:

“Está protegido bajo la primera enmienda como un acto de expresión, de libre expresión. Por eso mismo, todos estos rallys, por ejemplo, donde estas personas cargaban antorchas y suásticas, se considera un incidente de odio. Ahora, el asesinato de Heather Heyer, donde este individuo tomó el carro y asesinó a esta persona, ese fue un crimen de odio” explica.

Bauer se refiere al momento en el que el incidente de odio de Charlottesville, Virginia, en 2017, se convirtió en un crimen de odio. Heather Heyer murió luego que un supremacista blanco la embistiera a ella y al resto de una multitud con un carro.

Crimen de odio: un mensaje

El caso de Charlottesville es uno de los incidentes de crímenes de odio más graves en los últimos años. Pero hay muchos más. De hecho, el Buró Federal de Investigación (FBI) ha registrado un aumento de estos crímenes en los últimos años, donde principalmente las víctimas son agredidas por su raza, su religión o su orientación sexual.

De acuerdo con las cifras del FBI, entre 2014 y 2018, los crímenes crecieron un 31%.

“Lo que hemos visto es que a raíz de estos discursos tan discriminatorios que ha habido en los últimos años, tan racistas, mucha gente se siente empoderada de tomar sus prejuicios y agredir a gente… Mucha gente se siente empoderada a manifestar sus prejuicios de una manera muy libre”, agregó Bauer.

Discursos como el que maneja la administración de Donald Trump son justamente lo que llevan a este empoderamiento. Uno de los ejemplos más graves es la masacre en un Wal-Mart en El Paso, Texas, en 2019. Un individuo blanco viajó desde Dallas para abrir fuego en la tienda. En un manifiesto publicado por el homicida expresó su intención de detener una “invasión” y dar muerte a mexicanos y latinos.

Veintitres personas murieron tras el ataque.

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Sin embargo, Bauer explica que de estos delitos deriva otro problema.

“Lo que él quería era matar mexicoamericanos, mexicanos, porque decía que había una invasión mexicana de Texas. Entonces, es un crimen… Pero es un crimen de mensaje”, puntualiza Bauer.
“En ese momento, las comunidades mexicanas, mexicoamericanas, hispanas, en todo Estados Unidos tienen miedo. Entonces por eso decimos que no nada más es el impacto a los individuos que estaban en ese momento en ese Wal-Mart, sino que es un impacto general hacia todo el grupo que fue victimizado”.

¿Y los crímenes de odio en México?

Actualmente el Código Penal Federal no contempla la figura de los crímenes de odio. Sin embargo, sí es algo que tanto la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) como otras organizaciones no gubernamentales le dan seguimiento.

La asociación civil Letra Ese explica que a pesar de los avances que se han dado en los últimos años en el reconocimiento de derechos a la comunidad LGBT, en México se siguen manifestando episodios de violencia.

“Lamentablemente desconocemos el alcance y la magnitud del problema debido a la ausencia de sistemas oficiales de recolección de datos que puedan dar cuenta de las particularidades y las tendencias de este tipo específico de violencia”, señala la asociación civil en la presentación de uno de sus informes de crímenes de odio por homofobia.

Lo que sí destacan es la existencia de un contexto discriminatorio e intolerante hacia la diversidad sexual y de género que no ha cambiado en el país en los últimos años. En una encuesta de Conapred y la CNDH, 6 de cada 10 personas de la comunidad LGBT señalaron haber sido discriminados. El 53% reportó haber sufrido expresiones de odio, acoso y hasta agresiones físicas.

¿Y qué hacer ante estos crímenes?

Bauer explica que no es un asunto irremediable. Lo primero que se debe hacer, señala, es entender que las palabras sí importan.

“Tienen consecuencias. Cuando nosotros nos referimos a una persona de diferente raza, de diferente religión de una manera prejuiciada, de una manera despectiva, le hacemos daño a toda la sociedad. Entonces, nosotros tenemos que, a todos los niveles, hablar en contra del odio, hablar en contra de la discriminación, hacer algo al respecto. No quedarnos callados”, concluyó Bauer.