Para bien o para mal en México los abuelos suelen convertirse en padres de sus nietos; a su vez, los padres se convierten en una figura extraña que oscila entre un hermano y un cuidador más.
Culturalmente no está mal visto que los padres críen a sus nietos en algún punto de la niñez, inclusive la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social (ENESS) del 2013 puntualiza que al menos el 61 % de menores de edad se quedan en casa a cargo de sus abuelos.
Esto tiene diversas causas, sin embargo,una de la más señaladas es la falta de estancias infantiles. Los padres de familia deben encontrar una opción viable y segura para que sus hijos sean cuidados mientas ellos laboran.
Una de ellas es dejar a sus hijos bajo el cuidado de sus abuelos, hacerlo no implica un costo económico alto, les asegura, en cierta medida, que sus hijos estarán tranquilos, seguros y que no habrá impedimentos o restricciones por parte de sus padres.
En febrero, la Secretaría de Bienestar anunció que las estancias infantiles operarían de manera distinta. En conjunto la Secretaría de Salud, Sistema DIF y gobiernos locales trabajaron en un esquema para reestructurar el funcionamiento de dicha institución.
El entonces secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Carlos Urzúa, anunció un corte presupuestal para las estancias infantiles. Se concluyó que los apoyos se otorgarían de manera directa a los padres o tutores de los menores de edad.
El ex secretario Carlos Urzúa Macías dijo que “en lugar de darle el dinero a las estancias infantiles se le diera a la abuela, pues ella lo cuidaría mejor”.
“De manera optativa los padres pueden ayudar a la abuela a cuidar, quizá, mejor a los niños y niñas, que las propias estancias”. (Vía: El Universal)
Este comentario, tal vez sin quererlo, es una clara muestra del relego tanto de la paternidad como la maternidad hacia los abuelos por diversos motivos, ya sea falta de tiempo, ausencia por muerte o por abandono o, en algunos casos, indiferencia.
“Muchas veces se asume que los ancianos ya no tienen cosas por hacer y, por lo tanto, pueden o deben dedicarse a cuidar a los nietos o a realizar los quehaceres domésticos sin tener descanso, o como si fuera una tarea implícita.” (Vía: Lifestyle)
Es cierto que la ayuda entre familiares siempre es positiva para la crianza y el fortalecimiento de lazos familiares, pero el abuso es otra cosa.
Los adultos mayores ya han ejercido tanto su maternidad como paternidad en el tiempo y forma queridos, de manera que, no tendrían ningún tipo de obligación para ejercerla de nuevo.
Piénsalo así: generalmente las abuelas realizan el trabajo doméstico que su vivienda requiere, luego el cuidado del niño y lo que esto conlleva:
- Acompañamiento escolar
- Alimentación
- Transporte
- Disciplina
- Recreación
Hacerlo conlleva una carga económica, física y mental que tal vez ya no son capaces de soportar de nuevo. Además, debemos hacer hincapié en que estas labores son realizadas por las mujeres cuyo trabajo representa el 23.3% del PIB nacional.
En caso de hacerlo requieren de respaldo económico y físico no sólo para educar, sino para atender las necesidades de los menores sin que ello implique un desgaste físico y emocional infranqueable para ellos.
Los padres que optaran por esta opción deberían considerar darles un pago no sólo por el cuidado del hogar, sino por el cuidado de sus nietos. Así mismo, se deberían tomar en cuenta servicios médicos que le permitan a los abuelos estar en óptimas condiciones para cuidar a los menores.
Porque no, no se trata de un inocente favor, la crianza es una tarea ardua que debe ser tomada con seriedad, pues el sano desarrollo de un niño implica crecer en un entorno seguro, informado y con posibilidades de desarrollo.
Según la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social del 2017 de los 14 millones de niños y niñas de 0 a 6 años al menos el 13. 7% fueron criado por su abuela mientras alguno de sus padres trabajaba.
El 3.1% fueron cuidados en una guardería pública y el 1% en una guardería privada.
