Un estudio realizado por Geophysical Research Letters analiza la posibilidad de controlar las erupciones volcánicas, pues se ha encontrado que las cenizas que se almacenan en la atmósfera contribuyen a enfriar el planeta.
¿Qué pasos debes seguir si el Popocatépetl hace erupción?
De acuerdo con información de Mar Gómez, doctora en Física y Meteoróloga de España, las grandes erupciones de volcanes reflejan parte de la radiación solar al espacio y con ello enfrían la temperatura de la Tierra.
Investigadores de la GRL, analizan controlar dichas erupciones a voluntad para combatir el cambio climático. Pretenden simular una inyección de aerosoles en ña atmósfera como si ésta fuera una erupción para ver cómo funciona.
¿Cómo sería? Bueno, pues cuando un volcán haga erupción y expulse una gran cantidad de cenizas y gases a la atmósfera, estos al permanecer en la misma, podrían reflejarse en la radiación solar y bajar la temperatura global.
Según los ejemplos dados por Mar Gómez en su cuenta personal de Twitter, algunas erupciones han cambiado la temperatura de la Tierra a través de los años.
Explicó también que los investigadores han descubierto que el material en partículas que desprenden las erupciones de los volcanes y se resguardan en la atmósfera, generan una disminución rápida pero efectiva de la superficie.
Sin embargo, detectaron que la tierra se enfría más rápido que el océano y que ello podría derivar en patrones distintos de precipitación entre ambos escenarios de tierra y mar.
Esa precipitación podría afectar directamente a la población mundial pues disminuiría el agua disponible y comenzarían sequías que alterarían aún más el clima del planeta, lo que los investigadores también han considerado que puede tener consecuencias irreversibles o mortales para la humanidad.
Por ello, aunque ‘controlar el clima’ suene a algo fantástico que podría salvarnos del calentamiento global, lo cierto es que el precio a pagar por ese -hasta ahorita- utópico escenario, no son las que la humanidad soportaría.
Tal vez reciclar, diminuir el consumo de carne, rehusar productos, evitar el plástico, el unicel y dejar de usar popotes parezca poco, pero marca una diferencia enorme. A lo mejor cambiar los pequeños hábitos de consumo individuales no van a salvar al mundo de un día a otro pero sí lo haría poco a poco un cambio en las políticas económicas del mundo entero para no terminar jugando a ser ‘dios’ controlando el clima.
Sin duda tenemos mucho qué repensar como sociedad y como individuales con respecto al cambio climático y el calentamiento global, pues ninguna alteración del ambiente es broma y ello se constata con las catástrofes naturales que hemos enfrentado en diversas partes del mundo a causa de lo mismo, que por supuesto, es resultado de nuestro consumo desmedido y egoísta que parece nunca ha empatado con el respeto por la naturaleza.
Con información de: Advancing Earth and Space Science.