Por 18 años, los spots electorales han sido criticados por políticos, periodistas, académicos y… bueno, por todos. Sin embargo, siguen siendo la herramienta favorita no para transmitir propuestas o dialogar sobre política, sino para replicar una idea.

Por mucho que a todos les gustaría una jornada electoral que no dependiera de frases hechas y clichés retóricos, por mucho que nada alimenta más la democracia que el diálogo, las condiciones para que éste ocurra en un país con poco más de 90 millones de electores son, cuando menos, imposibles.
Este año, casi 23 millones de spots estuvieron transmitiéndose (y seguirán hasta la veda electoral). Más allá de la cantidad, lo que hemos visto no son propuestas políticas o económicas, no son “las voces de los no escuchados” ni algo que de verdad altere el panorama electoral, sino canciones, ocurrencias, respuestas ‘rápidas’ o celebraciones anticipadas.
https://youtu.be/-z4IJZXSQ4Y
Y sí, es molesto, harta y es frustrante que la comunicación institucional de los partidos y sus candidatos sea más un estudio de mercado que una discusión política. Lamentablemente, todas las campañas políticas son así: en el contexto sociocultural y político (no de la política como partidos o ideologías, sino política en cuanto praxis), todos los candidatos son productos y sus propuestas más una elección de mercado que un proceso político-ideológico.
En ese sentido, la repetición de palabras claves, lo simple de las ideas y, a veces, la reinterpretación de discursos (o descontextualización de los del adversario) son lo mejor para un formato que no permite ni expansión ni descripción. Si forma es fondo, los spots son el mejor fondo detrás de toda campaña electoral de las últimas décadas.
En el 2006, muchos le adjudicaron la victoria de Calderón a una campaña de spots en medios que lo nombraron un “peligro para México”. Doce años después, el mismo tipo de publicidad no logró afectar su imagen y, de hecho, fue a través del manejo de redes sociales de su campaña y, también, por spots que se desarticuló el intento.
Por mucho que se les critique y se piensen como gratuitos, innecesarios u ociosos, siguen siendo una herramienta de comunicación central de las campañas electorales, con todo y que, este año, el principal gasto que han registrado haya sido la propaganda digital y no la de los medios “tradicionales”.

¿A ti qué te dicen los spots?, ¿habría alguna forma de deshacernos de ellos sin alterar radicalmente cómo se hace (y se piensa) la política mexicana?
Raúl Cruz V. ? @rcteseida