Claudia Delgadillo le dio a José Antonio Meade su mejor (o peor) regalo. Tan solo un día después de que le echara rosas y margaritas al candidato priísta por su cumpleaños, terminó pasándose a Morena porque… pues quién sabe; tal vez no tuvo pastel o ni siquiera la dejaron en visto con su felicitación.
La diputada jalisciense y coordinadora tapatía del mismísimo Pepe Meade entregó su renuncia en una carta membreteada al partido. Ahí, expresó que aunque lleva 20 años formando parte del PRI, cree que la política debe y puede realizarse al margen de un sistema de partidos políticos… pero al día siguiente ya formaba parte de la campaña del candidato a gobernador de Morena. (Vía: Animal Político)

Su renuncia también llegó, como explicó ella, por la designación de Eduardo Almaguer como candidato para la alcaldía de Guadalajara. Argumentó que el partido no le hizo caso a (ella) su militancia y por eso consideró lo más prudente irse corriendo de ahí hacia el ala protectora de AMLO y su partido que tiene más entradas que Vegeta.
Delgadillo también criticó las “viejas” prácticas del PRI para repartir cuotas entre los amigos cercanos a los dirigentes del partido… aquí tendría que responder qué tan viejas son esas, porque llevaba 20 años en el mismo lugar, y desde hace cuánto esto le molesta. Ah, sí. Además, a ella se le asignó la coordinación de la campaña del candidato presidencial de ese mismo partido en Jalisco. (Vía: El Universal)
— ¿Qué haces aquí?
— Isaac García (@elguams) February 26, 2018
— Escuché que te peleaste con tu partido. pic.twitter.com/UzaIxi4Kew
Por supuesto que esta decisión dejo extrañado al PRI, que ya había presentado los comunicados de prensa donde se designaban a los diferentes coordinadores estatales de Meade, y ahora volvió a lanzar otro comunicado donde ya aparece como pendiente el puesto de Claudia Delgadillo.
Sigue resultado especialmente extraño que Morena acoja a cualquiera que tenga una rencilla, simple o compleja, con su partido. Desde Napoleón Gómez Urrutia, pasando por Gabriela Cuevas, hasta la añadidura de Claudia Delgadillo, son viejos y nuevos rostros del mismo sistema corrupto que él critica desde la postura del partido que fundó, dirigió, presidió y ahora abandera como candidato presidencial.
Esperemos que, en efecto, su salida busque el que “gane la verdadera democracia”, como sentenció en su renuncia y que todo esto no sea simplemente porque quería el puesto de Almaguer, o porque buscaba formas parte de esas cuotas.
