Ayer, 6 de julio, llegaron al puerto de Acapulco 300 elementos de la policía Preventiva de la Ciudad de México y de la policía de Investigación de la Procuraduría General de Justicia (PGJ-CDMX) como parte de un operativo conjunto interestatal de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) para enfrentar ciertos delitos en específico: en este caso, el robo de vehículos y autopartes.
Guerrero es uno de los estados más violentos del país y Acapulco ha sido calificada como una de las más violentas del planeta en varias ocasiones. Ni el ejército ni la Marina ni operativos federales han podido hacer frente a la lucha constante por la plaza que, desde hace años, tiene a la que fuera la capital del turismo nacional aterrada.
Un grupo de agentes de la @SSP_Hidalgo se suma al operativo interestatal "Fuerza @CONAGO_oficial" como parte al combate al delito. pic.twitter.com/q8kKprkQCe
— Gobierno de Hidalgo (@gobiernohidalgo) July 7, 2017
Por eso, que la Conago y su presidente, el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera, hayan enviado un destacamento de varias policías estatales (y capitalina) a “enfrentar el robo de vehículos” quizá es… bueno, digámosle “chistoso”.
El operativo, llamado Fuerza Conago, se supone que va a coordinarse con las policías locales, estatales y federales, además de con el Ejército y la Marina para “realizar recorridos sistemáticos” en las zonas con más índices delictivos de la ciudad.
https://twitter.com/PGJDF_CDMX/status/882782409263132672
Lo curioso, también, es que el destacamento capitalino arribó apenas el jueves y se regresará a la CDMX el sábado: es decir, un operativo “sistemático” y “quirúrgico” que no durará ni una semana pretende enfrentar un problema complejo como el robo de vehículos y autopartes.
Según un comunicado de la Conago, este operativo es el primero en una “estrategia” de apoyo al estado gobernado por Héctor Astudillo, correligionario perredista (y no) de Mancera.
Al parecer, la estrategia para enfrentar la delincuencia sigue siendo arrojar policías y recursos sin tener muy en claro qué se hará después, tal como hace 10 años y medio, Felipe Calderón arrojara al ejército a las calles de Morelia.
