En noviembre de 2013, el periodista Emiliano Ruiz Parra se reunió con Jesús Hernández Alcocer, presunto feminicida de la cantante Yrma Lydya: “Te van a matar”, advirtió aquel día.
Y es que el comunicador solicitó una entrevista con el ‘poderoso’ abogado para conversar de su ‘amigo’, el exobispo emérito de Ecatepec, Onésimo Cepeda, de quien escribía un perfil.
Al periodista, Alcocer lo citó en en un salón privado del restaurante Max Prime de Insurgentes Sur. De hecho, se ostentó como dueño del establecimiento.
“Lo primero que me llamó la atención fue que las meseras usaban fajas que las hacían ver delgadísimas”, escribió en Twitter.
Ruiz Parra describió la vestimenta del abogado, hoy de 79 años: portaba una camisa blanca de seda, tirantes y traje gris a rayas. Además, traía un reloj Audemars con brillantes en la correa.
Sin embargo, y según el periodista, lo más ostentoso de Alcocer era una corbata entretejida con brillantes.
“Éramos seis personas en la reunión. Dos hombres le proponían un negocio que requería una inversión de 90 millones de pesos. Le ofrecían ganar el 36% anual. Estuvo cerca de cerrar ese negocio”, contó.
Fue entonces que el periodista apresuró las cosas, explicándole el objetivo de su reunión: escribir sobre jerarcas católicos, de quienes Alcocer presumía amistad.
“Te van a matar. Al otro día de publicarlo te van a matar. Tendrías que usar un pseudónimo y esperar a que yo me muera”, advirtió el abogado.
El abogado Hernández Alcocer solo alardeaba de dinero y poder, aseguró el periodista
Para desviar la conversación, Hernández Alcocer propuso al comunicador recomendarlo con políticos del PRI, PAN o PRD para trabajar con ellos.
Ruiz Parra se negó pues su interés era la información, no favores. Sin embargo, poco le importó e inmediatamente le ofreció una comisión por vender obras de arte.
“Presumió tener un Rubens: una pequeña escultura de marfil, y otra de Bernini: un fauno metiéndole el dedo a una mujer”, fue el testimonio.
El abogado aseguró que se casó seis veces y tenía dos hijos. En el restaurante lo acompañaba una mujer joven, como de 20 años, a quien presentó como su novia.
“Presumía que era amigo del hombre más rico de Macao; que comía los domingos con ‘La Quina’ (cuando era cacique petrolero). Que era amigo de obispos y arzobispos, y que se había reunido en privado con Juan Pablo II”, recordó.
Finalmente, el periodista se aburrió de la conversación, pues Alcocer solo alardeaba de su riqueza y relaciones de poder. Entonces, se fue del restaurante y jamás lo volvió a buscar.
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