Luis Enrique Ramírez Ramos vivió con miedo al menos los últimos 11 años de su vida por ser periodista. “Yo soy el que sigue”, denunció siete años antes de ser encontrado su cuerpo sin vida en Sinaloa el pasado 5 de mayo.
A las 10:40 horas este jueves la Fiscalía General de Sinaloa encontró sin vida Luis Enrique al borde de una carretera al sur de Culiacán, tan solo un día después de ser secuestrado muy cerca de su domicilio por un grupo de hombres armados. Su cuerpo fue hallado con varios golpes en la cabeza causados con un objeto contundente, ¿pero qué tan cruel puede ser ejercer una profesión en tu país para presentir que un día como este llegaría tarde que temprano?
Desde hace más de una década Luis Enrique Ramírez Ramos sabía que su vida estaba en riesgo cuando se refugió por un año y medio en la Ciudad de México con ayuda de la organización defensora de la libertad de expresión Artículo 19, como confirmó a Animal Político el director de su sede en México, Leopoldo Maldonado.
“Cuando aún no existía el mecanismo federal de protección, Artículo 19 gestionó su desplazamiento, su salida de Sinaloa, por amenazas que recibió, al parecer, de grupos políticos”, dijo Maldonado, como él mismo denunciaría años más tarde en una entrevista con MVS.

“Yo siento el peligro inminente de que soy el que sigue, porque hay un patrón en cuatro asesinatos recientes en el que encajo”, dijo Ramírez en noviembre de 2015 en una entrevista con MVS Radio cuatro años después de haber huido de Sinaloa.
Pero el fundador del portal Fuentes Fidedignas y colaborador del diario El Debate no temía al narco, porque no escribía acerca de ello, sino de los gobernantes. “Yo no hablo ni mal ni bien del narco. Humberto (periodista asesinado en 2011) tampoco y mira, no fue suficiente para seguir haciendo su trabajo y, sobre todo, para conservar su vida”, dijo.
“Y es lo que pasa, Humberto Millán y yo solo escribimos de políticos, y ahora resulta que tampoco vamos a escribir de los políticos. ¿Entonces de qué vamos a escribir los comunicadores sinaloenses?”, cuestionó el periodista señalando al entonces gobernador Mario López Valdez, a quien calificó de “intolerante a la crítica”.
“Hay una situación de riesgo inminente para quienes incomodamos a los políticos. Esa es la situación”, sentenció el comunicador siete años antes de su asesinato. Hoy está muerto junto a los ocho colegas periodistas que han sido asesinados en México en lo que va de 2022.
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