En el marco del Día Mundial de la Población, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), informó que en este 2017, seremos 123.5 millones de mexicanos, 4 millones más que en la última Encuesta Intercensal de 2015.
En 1989, la Organización de las Naciones Unidas declaró el 11 de junio el “Día de Mundial de la Población”, a pesar de que éste es el nombre más vago que podría haber para un día mundial, la idea detrás es generar conversación y diálogo de las políticas públicas y decisiones internacionales alrededor de la población, particularmente sobre los planes de desarrollo, movilidad y sustentabilidad. A casi 30 años no parece que se ha logrado mucho, pero es una buena fecha para enterarnos, año con año, cuántos somos y cómo está constituida la población mexicana. (Vía: El Economista)
Los datos duros son algo conocidos por todos: es mayor el porcentaje de mujeres que de hombres (51.2% contra 48.8%) y la sociedad mexicana está, mayoritariamente, conformada por jóvenes (65.2 millones), sin embargo, el porcentaje de participación económica que éstos aportan se ha reducido significativamente, al mismo tiempo que el porcentaje de personas mayores de 40 años ha crecido en los últimos años. (Vía: Aristegui Noticias)
La “pirámide poblacional” (la forma de representación gráfica de estos datos) ha ido cambiando con el tiempo; reflejo de muchas y muy diversas causas, estos cambios afectan directamente no sólo cuántos bebés vemos en la calle, sino la forma como tendremos que organizar nuestra economía, nuestras rutinas y, en última instancia, nuestras formas de vida.
Para el Inegi, los datos hablan de un doble impacto: un “bono demográfico”, representado en el alto número de jóvenes (que no tienen asegurado ningún trabajo ni un futuro) y el evidente envejecimiento de la población, que irá acrecentándose con el paso de los años sin una sola política pública para enfrentarlo. (Vía: La Jornada)
El sistema de salud mexicano puede estar preparado, pero, ¿la economía, la burocracia, el sistema político mexicanos están listos para lo que, inevitablemente, está por venir?
