Yecenia Armenta Graciano fue detenida arbitrariamente el 10 de julio de 2012. Ese día, Yecenia viajaba en un coche con su hermana y su cuñada. Otro carro las interceptó y los sujetos que bajaron de él las obligaron a subirse a distintos vehículos. Yecenia fue llevaba a una bodega donde sufrió torturas sexuales y psicológicas durante más de 15 horas. Después de eso, fue obligada a declararse culpable del asesinato de Jesús Alfredo Cuen Ojeda, su esposo fallecido ocho días antes.

El 13 de julio del mismo año fue arraigada y el 25 de julio la llevaron al Centro de Consecuencias Penales de Culiacán, Sinaloa. Su defensa y su familia impusieron una demanda de amparo por las condiciones en que fue apresada y por la tortura que padeció antes de confesarse culpable de un crimen que no cometió.

El 15 de febrero de 2013, la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Sinaloa determinó que existía una concordancia entre las condiciones psiquiátricas y físicas en que se encontraba Yecenia y su declaración de las torturas que sufrió.

expertos médicos independientes han examinado a Yecenia dos veces –de acuerdo con las normas internacionales–, y en ambas ocasiones han concluido que fue efectivamente torturada. No obstante, las autoridades no han tomado en serio los estudios de estos expertos, y la confesión de Yecenia sigue siendo la prueba clave en su contra. (vía Amnistía Internacional)

Este año Yecenia cumplió tres años encerrada en una prisión. Sin embargo, hay una esperanza en el camino. El 16 de agosto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación anunció que fijará protección ante tortura con fines de investigación.

En enero de este año, Alba Lorena Galaviz Ramírez, Jueza Tercero de Distrito, resolvió firmemente que deberá excluirse la confesión que fue obtenida bajo tortura y dio directrices muy claras al Ministerio Público local para investigar la tortura y deslindar responsabilidades conforme a la cadena de custodia y de mando. (vía este enlace)

La tortura no puede seguir utilizándose como medio para obtener declaraciones, debido a que constituye una violación grave a los derechos humanos y es, en el fondo, un obstáculo para el cumplimiento de la justicia.

Desafortunadamente, el caso de Yecenia Armenta forma parte de una larga serie de abusos sexuales contra mujeres, cometidos por miembros de los cuerpos nacionales de seguridad. Para ver que no se trata de hechos aislados, puedes visitar la página Rompiendo el silencio. Todas juntas contra la tortura sexual. Esta campaña, que ha seguido el caso de Yecenia, surgió como una iniciativa de las once mujeres que denunciaron tortura sexual en los hechos de Atenco:

Rompiendo el silencio tiene como objetivo visibilizar el patrón sistemático de la tortura sexual que enfrentan las mujeres mexicanas que son detenidas por agentes policiales, militares o marinos en la supuesta política de seguridad de Estado, donde en aras de asegurar una protección a la sociedad, se tortura.

Asimismo, se evidencia que la tortura y la represión son mecanismos de control social que ejecuta el Estado con diferentes objetivos: de represión, intimidación, humillación, generación de pruebas inculpatorias y muchos otros. (vía Rompiendo el silencio)