El Papa Francisco aseguró que será vacunado contra la COVID-19 y declaró que la aplicación de la vacuna es una obligación moral, de lo contrario, constituye un acto suicida. Con esto, hizo un llamado a todos los católicos a recibir el antídoto.
“Es una decisión ética, porque estás jugando con la salud, la vida, pero también estás jugando con la vida de los demás”, declaró el Papa. “La voy a recibir. Uno debe hacerlo”.
El pontífice máximo señaló que no entiende por qué algunas personas dicen que no quieren aplicarse el antídoto y las tachan de peligrosas. Además, destacó que si los médicos nos presentan la vacuna deberíamos asumir que no hay riesgo.
“Existe una negación suicida que no sabría cómo explicar”, agregó.
De acuerdo con el diario New York Times, el Papa Francisco hizo estas declaraciones durante una entrevista que será transmitida el domingo en el medio TG5. Aunque el Vaticano no confirmó sus palabras, Fabio Luca Marchese Ragona, el entrevistador, les entregó la transcripción.

Además, en un fragmento de la entrevista publicado como promocional, el Papa expresó que crecimos bajo la sombra de las vacunas. Recordó que su generación y las que han seguido recibieron la vacuna contra el sarampión y recordó cómo el polio fue una crisis severa cuando él era joven. El hallazgo de esa vacuna, dice, era una prioridad para las familias.
“En estos tiempos de oscuridad e incertidumbre por la pandemia, parecen existir diferentes luces de esperanza”, declaró en un mensaje previo a la entrevista. “Uno es el hallazgo de las vacunas”.
COVID-19: impacto en el Papa y el Vaticano
En el Vaticano se han registrado varios casos de coronavirus entre sacerdotes de alto rango, como algunos cardenales. Además, el pontífice máximo ha sido captado en varias ocasiones sin usar mascarilla, por lo que ha sido criticado. Pese a la pandemia, varios líderes de naciones se han reunido con él. Esto ha generado preocupación, pues tanto el pontífice como los demás jefes de Estado se exponen.
De cara a la pandemia, las autoridades del Vaticano han tenido que restringir casi todos los eventos del Papa. Además, los viajes del pontífice han sido limitados, pese a que estos son importantes para mantenerlo activo, señaló el New York Times.
