Luego de la derrota parcial del partido republicano en las elecciones intermedias el día de ayer, Donald Trump dio una conferencia de prensa en la que, muy de acuerdo a su estilo, interpretó la pérdida de la Casa de Representantes y dos asientos en el Senado como “una de las mayores victorias” en la historia de las elecciones intermedias. Luego, en la sesión de preguntas de la prensa simplemente se quebró.
Los resultados de las elecciones intermedias cambian todo el horizonte político de los Estados Unidos. Si bien los demócratas no se llevaron el Senado, su control en la Casa de Representantes podría significar, por lo menos, mayor apoyo en la investigación especial a la presidencia, revisión de contratos y conflictos de interés y cambios en la legislación que podrían afectar directamente a Trump y las victorias “seguras” de los republicanos en condados disputados. (Vía: Vox)
Como era de esperarse, la sesión de preguntas fue tensa y plagada de los peores momentos de Trump. Desde una confrontación directa con Jim Acosta, reportero de CNN, gritos y órdenes a April Ryan, reportera afroamericana, y su ya famosa completa falta de autocrítica respecto a los señalamientos de racismo y la investigación abierta sobre colusión con Rusia en la campaña presidencial del 2016.
Trump tiende a atacar a reporteras afroamericanas que cubren su administración: las señala por nombre y acusa de ser violentas y agresivas con él; esta vez fue más allá, incluso para él.
I’ve personally interviewed white nationalists who say they are more excited by President Trump than other presidents in the past. Even if President Trump doesn’t intend it, some see him as directly appealing to racists. https://t.co/nqJAmMs63y
— Yamiche Alcindor (@Yamiche) November 7, 2018
Yamiche Alsidor, reportera de la Casa Blanca para PBS, le preguntó sobre su auto-identificación como “nacionalista” y cómo ha sido interpretada por los ultra derechistas neo nazis como un apoyo tácito a su movimiento. Trump la acusó de hacer “una pregunta racista”, la regañó y señaló frente a las cámaras de todos los medios nacionales.
Poco antes de eso, insistió en su conflicto de más de dos años con Jim Acosta, diciéndole “grosero y pésima persona” por querer hacerle una pregunta sobre la investigación de colusión con Rusia; en el pleito hasta se metió una becaria de la Casa Blanca que intentó quitarle el micrófono al periodista.
En múltiples ocasiones, durante la campaña presidencial del 2016 o cuando sus propuestas legislativas son rebotadas en el Congreso, Trump se ha desquitado con los periodistas. April Ryan y Acosta, ambos corresponsales de CNN, son los que más frecuentemente son objeto de sus berrinches.
Trump calls CNN’s Jim Acosta “a rude, terrible, person” after he tries asking a followup question about the Russia investigation pic.twitter.com/03Hdi45E2w
— BuzzFeed News (@BuzzFeedNews) November 7, 2018
Esta vez, tras su evidente derrota, lo que ocurrió hoy en la conferencia de prensa, no es más que un berrinche. Un berrinche que, como ya hemos visto, puede traducirse en algún fanático enviando bombas caseras a los que considera ‘enemigos del pueblo’, justo como él y Steve Bannon le han llamado a la prensa desde antes de su elección.