Las compañías de Facebook y Google se enfrentaron en los últimos días a fuertes críticas y acusaciones sobre la posibilidad de que hayan podido tener influencia en los recientes resultados de las elecciones en los Estados Unidos, debido a que en ambas plataformas hubo difusión de informaciones falsas, las cuales presuntamente pudieron haber favorecido al candidato electo.
Después de esto, ambos sitios de internet anunciaron que, aunque estas noticias sigan apareciendo en las búsquedas y puedan ser compartidas, tomarán medidas encaminadas a detener la difusión de “noticias falsas” en Internet a través de restringir su publicidad, es decir, de restringir la manera en que algunos de estos proveedores de contenido falso ganan dinero:
“A partir de ahora, vamos a restringir la publicación de anuncios en páginas cuyo objetivo principal del editor y o del propietario de la web sea tergiversar o difundir información falsa. Hemos actualizado nuestra política para dejar claro que también se va a aplicar a las noticias falsas.Nuestro equipo continuará vigilando de cerca los posibles nuevos sitios de falsedades y monitoreando los existentes para asegurar el cumplimiento.” (Vía: El País)
Aunque fueron muchas las informaciones falsas difundidas, los medios fueron acusados de favorecer al presidente electo Donald Trump especialmente por dos particulares casos. Facebook debido a que en su plataforma corrió la noticia de que el Papa Francisco apoyaba al empresario y Google, por su parte, por mantener en su búsqueda una liga sobre los “resultados finales del conteo de votos” en la que se hablaba de que Trump había conseguido ganar el voto popular, a pesar de que en el momento, los votos, que seguían siendo contabilizados, mostraban una ligera preferencia por Hillary Clinton. (Vía: NYT)
Ambas plataformas han argumentado que ninguna de ellas es un medio y que por ello no es posible pensar que éstas puedan influir en el voto ciudadano, sin embargo, no resulta sencillo desechar este cuestionamiento pues, aunque ellas no se dediquen a crear contenidos, sí tienen la capacidad de destacar y dar peso a las publicaciones. De acuerdo con el diario El País, a finales del verano pasado Facebook despidió a una gran parte del equipo encargado de escoger ciertos temas que resultaban relevantes y este trabajo quedó simplemente bajo la responsabilidad de algoritmos.
Otro tema que ha sido intensamente discutido es el uso del recurso tecnológico conocido como bots. De acuerdo con información de The Huffington Post, el software robot fue utilizado en muchas ocasiones por los candidatos presidenciales de EE.UU., quienes a través de estos bots filtraron mensajes positivos sobre ellos mismos y con esto, distorsionaron el respaldo que parecían tener en sus redes sociales. La información precisa que en el caso de Trump, se produjo una cantidad “escandalosa” de mensajes de este tipo en la red social Twitter. El uso de este tipo de recursos contribuyen a dar una mirada fuera de la realidad.
Pese a que este tipo de plataformas no se hayan planteado en un inicio ser medios de comunicación, sí son un espacio en donde se difunde información constantemente y esto ha provocado que tomen funciones muy similares a la de otros medios tradicionales. Por lo tanto, resultaría ingenuo pensar que actualmente no sea necesario darle un cuidado editorial que vaya más allá de la simple restricción de la publicidad de los sitios generadores de información falsa.