Hay héroes que hacen pequeñas acciones, de quienes nunca conoceremos sus nombres pero que nos demuestran, una y otra vez, que la esperanza es lo último que muere. Uno de esos héroes ayer fue un empleado de Twitter que, como acto de rebeldía en su último día en la compañía, eliminó la cuenta del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Por 11 minutos, el mundo no temió por un tuit que iniciara una guerra nuclear, no hubo ataques a minorías raciales y religiosas… El odio y la misoginia que inunda la red social siguieron, pero no desde la Casa Blanca (o no pudimos verlo, más bien).
Just gonna say it, the employee at Twitter who shut off Trump's account for 11 mins could become a candidate for the Nobel Peace Prize.
— David Jolly (@DavidJollyFL) November 3, 2017
Desde 2009, cuando Trump se unió a Twitter, éste ha sido su medio ideal para comunicarse con su “base”: mensajes cortos, donde las 15 palabras que maneja parecen ser de masiadas, y desde donde ha podido decir cuanta tontería, agresión, amenaza y mentiras ha querido.
Earlier today @realdonaldtrump’s account was inadvertently deactivated due to human error by a Twitter employee. The account was down for 11 minutes, and has since been restored. We are continuing to investigate and are taking steps to prevent this from happening again.
— TwitterGov (@TwitterGov) November 3, 2017
Según Twitter, la cancelación de la cuenta de Trump fue responsabilidad de un “empleado rebelde” que, como última acción de su último día de trabajo en la compañía, borró el espacio a través del cual Trump comunica su lenguaje de odio.
En cierto sentido, el empleado (nuestro héroe) cumplía con las normas de conducta de Twitter: lenguaje de odio, sexista y ataques focalizados contra una (o, en su caso, muchas) personas son causas para suspender o cancelar definitivamente la cuenta de cualquier bot, troll o machirulo.
Como era de esperarse, la gente fue feliz por la ocasión: por 11 minutos, nadie recibió una notificación de tuits del cheto presidencial, nadie le dio RT a un comentario racista o misógino suyo ni nadie pensó en convertirse en terrorista sólo para callarlo por un ratito aunque fuera.
Respect para quien desactivó la cuenta de Trump, pero en rigor estaba haciendo su trabajo. Es ofensivo, hay discurso de odio, etc. https://t.co/8dlrPrp9gG
— Javier Raya (@javier_raya) November 3, 2017
Cuando, en enero de este año, Trump tomó posesión de la presidencia de los Estados Unidos, todos pensaron que dejará en paz el Twitter, pues sus comentarios no estaban a la altura de las circunstancias (y podría generar crisis políticas, económicas, legales y constitucionales con ellos). ¡Ah, qué ilusos fuimos!
Héroe anónimo de Servicio al Cliente de Twitter, gracias. De parte de 7 mil millones de seres humanos: gracias.


