Un niño de 13 años en Senegal, África, creó un telescopio con alambre y latas de refresco. Aprendió a identificar estrellas en un viejo libro de su padre. Esta es la historia.
El pequeño Malick Ndiaye quedó fascinado por la belleza del universo. Antes de aprender a leer y escribir, él ya miraba el cielo con curiosidad y asombro.
Ante la falta de un telescopio, el viejo libro de su padre llamado ‘Todo el Universo’, fue lo más cerca que el niño podía estar de estrellas y planetas.

Con solo ocho años y mirando los puntos brillantes en la lejanía, el senegalés aprendió a identificar estrellas como Sirio, Betelgeuse o Aldebarán.
Pero el niño quería verlas más de cerca. Entonces, el verano pasado, a la edad de 13, se le ocurrió fabricar un telescopio con los recursos disponibles.
Así que juntó unas gafas viejas de su padre, la lente de una cámara, alambre, papel, latas y caña, para crear su propia versión de un viaje al universo.

“Ahora puedo contemplar bien Júpiter y hasta los anillos de Saturno”, contó a El País.
El padre de Malick Ndiaye fue chofer de Abdou Diouf, expresidente de Senegal. Fue aquel hombre quien regaló el libro que 30 años más tarde inspiraría un telescopio casero.
“Tardé dos semanas en construir el telescopio […] cuando enfoqué al cielo nocturno y vi los detalles de la superficie de la Luna me pareció que podía tocarla con la mano”, contó el niño.

Una noche, un hombre que regresaba a casa del trabajo, se acercó al niño interesado por su invento. Entonces, fascinado por el telescopio, tomó fotos de Malick y difundió en redes sociales, volviéndose viral.
La historia llegó al profesor Maram Kaire, presidente de la Asociación Senegalesa para la Promoción de la Astronomía (ASPA), quien le regaló un nuevo telescopio.
Tras estudiar en Francia, Malick colabora con la NASA, desarrollando actividades para que los jóvenes se interesen en la astronomía. Recientemente un asteroide situado entre Marte y Júpiter fue bautizado con su nombre.
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