¿Qué puede estar y qué no al interior de un museo? Uno supondría que los museos están hechos, si no para obras de arte, sí para objetos sumamente importantes, objetos que merecen estudiarse y ser resguardados: ¿entonces por qué el Museo de Londres está exhibiendo un enorme tapón de grasa extraído de sus tuberías!
Luego de que los servicios municipales limpieza retiraran de las tuberías un monstruo de 250 metros de grasa, toalla sanitarias, papel de baño, servilletas y demás basura, el Museo de Londres decidió conservar un recuerdito de esa proeza. (Vía: Milenio)
Pero no se crean que se exhibe sin cuidados especiales; todos aseguran que la roca de grasa y deshechos tiene un olor pútrido, fétido, cáustico, esdrújulo y, para colmo, es un auténtico foco de infección. De ahí que el tapón de grasa esté cubierto por tres cajas de acrílico que resguardar a los visitantes del olor fétido y todas las bacterias que contiene la roca de grasa extraída del subsuelo londinense.
¿Tanta cochinada merece estar en un museo? La respuesta es un sí rotundo, pues (lo crean o no) esta roca tiene, además de toallas sanitarias y condones, mucha pero mucha historia.
Fatberg, como también se le conoce a esta hedionda bola de grasa, se formó en la época victoriana. El último pedazo de ese enorme tapón fue extraído en septiembre pasado, pero su formación fue en el siglo XIX. (Vía: El País)
You'll never guess how long the HUGE #fatberg we're removing from a Whitechapel sewer is. Find out in @EveningStandard #BinItDontBlockIt pic.twitter.com/lNecc2LYPr
— Thames Water ? (@thameswater) September 12, 2017
Llegó a todos los noticiarios cuando la compañía de aguas anunció haber descubierto un “iceberg de grasa” (de ahí el nombre de Fatberg) que taponeaba el drenaje tres metro bajo la superficie. El iceberg tenía de largo el equivalente a dos estadios de futbol y pesaba 130 toneladas de suciedad, condones, jeringas, toallas sanitarias y un etcétera de inmundicia.
Aunque parezca un chiste escatológico, es importante la presencia de esa bola de grasa en un museo. Lo queramos o no, nuestra basura y nuestros desechos también son nuestro legado.
Si toda esta grasa solidificada está en el Museo de Londres, tú también puedes hacerle un museo a las chingaderas de tu ex.


