"Nadie mate a nadie": cese al fuego en Baltimore.

Va de casa en casa y de puerta en puerta. Toca timbres de colonias clasemedieras y reparte volantes y palabras en esquinas de barrios peligrosos. Erricka Brigeford es la figura más visible de un grupo de vecinos de Baltimore que promueven un fin de semana sin homicidios: Nobody kill anybody: “nadie mate a nadie” es el lema del cese al fuego.

“Olviden sus rencillas por un fin de semana”, dice Bridgeford a los transeúntes. En teoría, lo último que se debería mencionar en esta nota es que ella no tiene un brazo. Sin embargo, ella utiliza el brazo ausente como pasaporte por las calles más peligrosas de la ciudad y como apaciguador ante extraños poco fiables.

Si agregamos su sonrisa franca y su facilidad de palabra se obtiene un combo capaz de convencer a cualquiera. Nadie parece resistirse a Bridgeford, una madre soltera de 44 años que parece tener medio destino impreso en el apellido. Su labor ha sido un puente imprescindible para convencer a propios y extraños de un cese al fuego de implicaciones simbólicas.

Su propuesta es sencillo y vital que parece un llamado al absurdo en la ciudad de Edgar Allan Poe: un cese al fuego de 72 horas para una ciudad donde suenan más tiroteos que graznidos cuervos. (Vía: Baltimore Sun)

La campaña de puerta en puerta empezó en mayo, apoyada por una página de Facebook y cientos de playeras; cuando un gringo se propone algo que considera importante casi siempre imprimirá antes o después una playera.

“Hemos visto crecer esto con las semanas y estamos comprometidos en un 1000% [sic]”, declaró un vocero de la policía que no parece saber mucho de estadística pero sí de confianza. Y todos confían en que se guardarán las armas del 4 al 6 de agosto sin excepciones en una ciudad que ha enfrentado una de las peores olas de crímenes en años.

“El cese al fuego es obra de residentes de Baltimore que están exhaustos de los homicidios y que creen que Baltimore puede tener un fin de semana libre de crímenes si todos asumen su responsabilidad”, dicen los organizadores en un comunicado. (Vía: Fox News)

Ni siquiera los pasajeros de Uber se han librado de la fuerte promoción del evento: “Todo aquel que sube a mi coche se baja con un volante y un discurso”, admite el chofer convencido de que 72 horas de paz pueden atraer más horas idénticas.

Así como un día de salud en medio la convalecencia le recuerda al enfermo la meta deseable, los activistas de Baltimore creen un fin de semana sin homicidios podría provocar en sus habitantes el deseo de más días donde la muerte no sea noticia.

El 2017 amenaza con ser el peor año en la historia de la ciudad que es famosa por haber acogido al más escabroso autor norteamericano. En 2015, la ciudad donde Poe escribió sus cuentos sumó 344 homicidios; en 2016 se sumaron 318 asesinatos. Esta ciudad de 600 mil habitantes se rehúsa a normalizar que casi cada día alguien muera en sus calles por culpa de un arma de fuego.

Bridgeford sabe que su meta es compleja, pero entrevistas demuestra estar consciente de las implicaciones simbólicas de su propuesta. ¿Si consiguen tres días sin muertes, por qué no 365 días?  El cese al fuego terminará con una lectura pública el domingo 6 de agosto de todos los nombres de aquellos asesinados en 2017.

“He visto mucho escepticismo”, afirma Erricka en entrevista, “pero incluso los escépticos prometieron que estarán ahí“. Una cosa es hacer dudar a los escépticos; otra, muy superior, comprometerlos.


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