El día de ayer, el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, invitó, por medio de su Facebook, a la quinceañera Rubí y a sus padres a un viaje a Valle de Bravo. En ese primer mensaje, Ávila nombró a la aerolínea Interjet preguntando si ellos donarían el vuelo para la familia.

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Después, aclaró en un primer comentario que “la invitación es de los hoteleros y ellos asumirán el costo de la estancia. Yo solo fui el conducto.” En un segundo mensaje, usó el hashtag #InternetLlevaaRubí y les agradeció por aceptar llevar a la familia a Valle de Bravo.

Una hora después del primer mensaje, Ávila publicó un video en el que supuestamente hablaba con el padre de Rubí, a quien le dice lo siguiente:

“Salúdame a Rubí. Y también le tengo una sorpresa: fíjese que Interjet y un grupo de hoteleros de aquí de Valle de Bravo le regalan a Rubí y a usted y a su esposa un fin de semana para que se vengan a Valle de Bravo, aquí a pasear en el lago, de regalo de quince años. ¿Qué le parece? ¿Qué les digo a los de Interjet y a los de Valle de Bravo? ¿Que sí? ¿Le gusta la idea? Entonces, que sepa que Interjet le pone el vuelo y ya le tenemos también hotel en Valle de Bravo para que estén acá los quince años en Valle de Bravo.”

Tres días antes, el 5 de diciembre, la aerolínea había anunciado, por medio de su Facebook, que daría hasta el 30 % de descuento en viajes a San Luis Potosí, donde se celebrará la fiesta de Rubí.

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Aunque Ávila recibió comentarios criticando que diera prioridad a este tipo de acontecimientos en lugar de a los problemas de criminalidad y violencia en el Estado de México, poco se ha dicho sobre el uso que Eruviel hizo de sus redes sociales, mencionando una marca comercial, en repetidas ocasiones, e incluso publicando una fotografía con la respuesta (y publicidad) de Interjet.

¿Es ético que un funcionario público o una figura política haga este tipo de uso de su cuentas?

Las redes sociales son todavía un terreno gris en cuanto a regulaciones en estos casos: un funcionario público tiene protocolos de comunicación oficial que indican que no puede hacer mención a marcas en sus discursos, spots, espectaculares y demás espacios publicitarios que utilizan para promocionar su imagen o la de su gobierno. Eruviel infringió estas reglas, sólo que lo hizo en redes sociales y no en otros medios de comunicación.

Más allá de si esa cuenta es personal o no, Eruviel no puede disociarse de su condición de gobernador del Estado de México. El gobernador hizo publicidad a una marca desde su posición de funcionario público y eso es, por lo menos, inmoral a todas luces, y debilita la democracia.

Probablemente nunca sabremos, con exactitud, qué hay detrás de este extraño gesto de Eruviel, pero el incidente debería desatar una profunda discusión sobre cómo regular este tipo de actos en un mundo donde la política, los negocios, el espectáculo y la publicidad están entrelazados.

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