Este año el país ha experimentado niveles de violencia que no se habían presentado en 20 años, en solo seis meses, se han registrado más de 13 mil homicidios dolosos. Esa tendencia apunta a que la tasa de homicidios para 2017 superará fácilmente la que tuvimos el año pasado, que fue de 20 por cada 100 mil habitantes.
Este entorno de violencia impacta directamente a todo el sistema social, generando consecuencias negativas tanto en la cotidianidad, como en una dimensión más estructural que tiene que ver con lo político, lo jurídico y lo económico. Es decir, estos niveles anómicos de violencia están corroyendo a prácticamente toda nuestra sociedad.
En el caso de la economía, estamos viendo que este contexto de violencia está empezando a afectar variables macroeconómicas. Esto nos permite dimensionar el nivel del problema, ya que pasamos de impactos en las economías locales, a efectos que están directamente relacionados al crecimiento económico de todo el país.
Según datos del Banco de México, en el segundo semestre del año hay mejores expectativas de crecimiento económico, los pronósticos pasaron de un rango del 1.3 al 2.3% a 1.5 a 2.5%. Asimismo se prevé que la inflación tienda a estabilizarse en el rango de normalidad que se ha impuesto el banco central que es de +1/-1 3%. (Vía: El Universal)
Sin embargo no todo es miel sobre hojuelas, ya que todo puede cambiar si agregamos a estas variables la contingencia del entorno, la cual puede afectar la operatividad del sistema económico. Dicho de forma más específica, si tomamos en cuenta variables externas a la economía podemos dar cuenta de lo que se conoce como incertidumbre y riesgo, lo cual puede cambiar completamente las predicciones construidas sobre escenarios ideales.
Para los especialistas consultados por Banxico, las principales variables exógenas a la economía que podrían desacelerar el crecimiento son: los problemas de inseguridad pública, la plataforma de producción petrolera y la incertidumbre en la política interna (elecciones 2018). Me explico, los problemas de inseguridad impactan no solo a las pequeñas y medianas empresas, sino también a las grandes inversiones y, al mismo tiempo a la operatividad de la política interna del país en todos los niveles de gobierno.
Para ilustrar el argumento, pensemos en las inversiones del sector petrolero que se han comprometido en el estado de Tamaulipas, las cuales ascienden a 31 mil millones de dólares. Si el gobierno no mejora la seguridad en el estado, esas inversiones podrían correr riesgo debido a que no están garantizadas las condiciones indispensables para llevar a cabo cualquier actividad económica; al mismo tiempo se encuentra el latente el riesgo de que el año que entra entre un nuevo gobierno que cambie las directrices de la política económica. (Vía: Milenio)
Como podemos ver, las dos primeras variables pueden ser resueltas por el sistema político, la tercera de ellas es contingencia pura, por tanto estará sujeta a la especulación de los mercados, es decir, no están en manos de nadie en particular. (Vía: Sin Embargo)