Las elecciones de Morelos parecen definidas. El candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Cuauhtémoc Blanco, tiene, según la última encuesta de Reforma, el 50% de la intención del voto y le saca más de 30 puntos al segundo lugar, Rodrigo Gayosso.
La población morelense se decantó por una candidatura que en un primer momento peligró, porque el instituto de Procesos Electorales y Participación Ciudadana del estado de Morelos abrió un expediente en su contra en 2016.
Se le acusaba de haber firmado un contrato para hacerse de la candidatura, y posteriormente de la alcaldía, de Cuernavaca por parte del Partido Social Demócrata.
Sin embargo, ese proceso legal fue desestimado por la Fiscalía General de Justicia, al dictaminar que la firma que se presentó en ese documento era falsa, por lo que Blanco no pudo ser enjuiciado.
Su administración al frente de Cuernavaca estuvo plagada de escándalos que fueron resueltos todos a su favor. Esto le valió la popularidad, que de por sí ya tenía, y la certeza de la comunidad que lo ve como un político honesto, aunque su trabajo legislativo estuvo entorpecido siempre por lo mismo y, realmente, no logró hacer mucho, aunque tampoco hizo nada mal.
La candidatura del ‘Cuau’ se vio impulsada también por la figura de López Obrador, que también tiene, según Reforma, más de la mitad de preferencia electoral, según último ejercicio estadístico.
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Sus competidores más cercanos a penas rebasan el 10% de preferencia en encuestas, por lo que parece que no hay duda en quién gobernará Morelos, un Estado complejo que enfrenta a diario una lucha contra el narcotráfico y la inseguridad.
La carrera política de Blanco es corta y se le conoce, obviamente, más por sus logros deportivos. Esto también es muestra de cómo la vida política mexicana está mudando hacia una esfera que siempre ha estado presente como espectadora, pero ahora busca incidir directamente.
Con información de SinEmbargo
