Encontrar un hogar en otro país es una suerte de resurrección: para un refugiado, se abandona una tragedia a cambio de una promesa. El pasado 9 de abril, domingo de ramos, inició el Viacrucis de Refugiados Centroamericanos en Tecún Umán, Guatemala, como protesta contra la violencia sufrida en nuestro país al tratar de llegar a la frontera norte.

Cruzaron a pie el Río Suchiate para llegar a territorio mexicano. Antes de llegar a los Estados Unidos, la caravana se detendrá en nueve ocasiones para reunirse con organizaciones civiles y defensores de derechos humanos.

 

//platform.twitter.com/widgets.js
Pueblo Sin Fronteras, unos de los principales grupos que defienden los derechos de los refugiados y desplazados centroamericanos, busca “llamar la atención sobre las formas en que el régimen de deportación de Estados Unidos-México niega a lxs refugiados sus derechos fundamentales en ambos lados de la frontera.” 

 

//platform.twitter.com/widgets.js
La caravana tiene como uno de sus propósitos denunciar la criminalización de los migrantes centroamericanos en la frontera sur de México: a diario, en una frontera militarizada, lo migrantes son detenidos con violencia, les quitan sus pertenencias, los encierran en condiciones infrahumanas; huyen de una tragedia para ingresar a otra. ¿En qué momento permitimos esto?

En verano del 2014, el gobierno de Peña Nieto lanzó el Plan Frontera Sur con la promesa de “proteger” a los migrantes. Por el contrario, se trata de una estrategia para contener el flujo migratorio hacia los Estados Unidos que ha incrementado el número de deportaciones pero también las denuncias por abusos de las autoridades migratorias. (Vía: Pie de Página)

Las detenciones y violaciones a los derechos humanos fueron mayores en la frontera sur entre el 2015 y el 2016 respecto a la que se vivió en la frontera con Estados Unidos. Los migrantes sólo buscan una vida digna y segura y en cambio reciben un trato denigrante.

Durante el primer año del programa los robos a migrantes subieron 81% en los estados fronterizos. ¿Que no ese programa era para “proteger” a los migrantes? En 2016, a más de dos años del plan, se batieron los récords de índices delictivos, según cifras oficiales. (Vía: Animal Político)

Quienes recorrerán casi 4 mil kilómetros son extorsionados por bandas delictivas: en su intento por controlar los territorios del Triángulo Norte (El Salvador, Honduras y Guatemala) las Maras han creado líneas divisorias que impiden el libre transito; las personas no pueden asistir a su trabajo, escuela o visitar a sus familiares. 

Los jóvenes, desde muy niños, son reclutados por la fuerza para integrarse a estas bandas. Las niñas, desde muy jovencitas, son explotadas sexualmente. Los pequeños negocios y los transportistas son extorsionados a punta de pistola.

Para los refugiados la vida cotidiana en sus países de origen, es una batalla constante y sin perspectivas de protección y justicia. La sociedad siente a menudo que su única esperanza de supervivencia radica en la huida. Esto ha creado una de las crisis de refugiados más invisibles del mundo. (Vía: Amnistía Internacional)

Por las vías de un tren, los migrantes representan un Calvario no pedido. La caravana de los refugiados centroamericanos tiene previsto llegar el próximo martes 18 a la Ciudad de México.  ¿Cómo podemos ayudar a que sus vidas pasen del viacrucis al regocijo? De momento no estorbando ni criminalizando, como las autoridades mexicanas. 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *