El domingo los venezolanos votarán para elegir a los miembros de congreso que habrá de redactar la nueva constitución de Venezuela. La Asamblea Nacional Constituyente es acaso el proyecto más importante de la Venezuela de este siglo pero eso no significa que todos la aprueben, al contrario.

¿Es la consumación de una dictadura o la redacción de un proyecto de nación? Por un lado, la oposición ve en este proyecto la vuelta sin retorno de la dictadura venezolana. Luego de consumarse, cualquier cambio radical de rumbo implicaría tumbar esa nueva constitución y redactar una nueva. (Vía: El Reforma)

Los partidarios de Maduro ven en este proyecto la posibilidad de dejar por escrito las directrices del chavismo. Si Maduro dejara el poder por la vía electoral (o por un golpe de estado) no sería difícil que un nuevo gobierno echara para atrás lo que los partidarios consideran logros del chavismo.

Papelito habla: adversarios y simpatizantes saben que una nueva constitución cambiaría radicalmente el panorama político y social de Venezuela.

El día de hoy, la ONU ha pedido a Venezuela que respete el derecho de sus ciudadanos a manifestarse y expresarse libremente. El gobierno venezolano ha prohibido de forma determinante la manifestación de cualquier acto contrario a la votación del domingo. (Vía: El Nuevo Herald)

https://twitter.com/ReporteYa/status/890983157557809157
Por supuesto, una votación donde el disenso está prohibido no puede jactarse de ser un ejercicio democrático. Es decir, que cualquier manifestación que el gobierno considere que atenta contra el desarrollo de los comicios será disuelta según han advierto las autoridades del país petrolero.

Mientras la tensión en Venezuela crece, México ha decidido que secundará las medidas contra el gobierno de Maduro que ha propuesto Washington. Paralelamente nuestro gobierno declaró que son infundadas las acusaciones del gobierno de Maduro en contra de México y Colombia. (Vía: La Jornada)

Realmente, no es que nuestro gobierno esté en contra de Venezuela. Al  gobierno de Peña Nieto le conviene convertir a Maduro en un monstruo (lo sea realmente o no) solamente para compararlo con López Obrador en unos meses. La situación venezolana le tiene sin cuidado; la cumbre de la OEA de poco sirvió allá afuera pero hizo mella en México.

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