La historia del Día de la Madre es una que, en buena medida, reproduce movimientos históricos y contextos políticos de México y el mundo: mientras que en Estados Unidos inició como un acto de sororidad, en México fue una reacción anti feminista.
El oscuro origen del Día de las Madres
El Día de la Madre es un hermoso y terrible día: tráfico, restaurantes llenos, festivales y madres que, unas adoran el día y otras lo aborrecen. Si bien las raíces del festejo podrían remontarse hasta tradiciones católicas del siglo XVIII, la versión moderna de la celebración es mucho más terrena.
Una celebración por la sororidad
Una pareja de madre e hija, Anna Reeves Jarvis y Anna Jarvis, a finales del siglo XIX y a principios del XX en los Estados Unidos iniciaron un movimiento para reconocer el trabajo de las madres estadounidenses durante la Guerra Civil.
La intención era celebrar a “la madre de cada uno” (por eso, justamente, el día es de la madre y no de las madres), iniciaron campañas de cartas y rallies en las principales ciudades del país.

La primera celebración ocurrió el 10 de mayo de 1908, pero no fue sino hasta 1914 cuando el presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, hizo el reconocimiento oficial de la fecha: en ese país, el día se festeja el segundo domingo de mayo, sin importar la fecha.
Casi de forma instantánea, el día pasó de ser un evento de sororidad y apoyo a uno consumista: la misma Anne Jarvis luchó toda su vida (y perdió) para que la fecha mantuviera el ideal con el que lo creó su madre. (Vía: Código Espagueti)
La reacción conservadora en México
En México, el Día de la Madre no fue organizado por mujeres: ni madres ni hijas ni nada, sino por el director del Excélsior, Rafael Alducín en 1922.
El diario conservador (sí, siempre lo ha sido), mantenía una campaña editorial contra el movimiento feminista que, desde 1916 se consolidaba en México, cuando se celebró el Primer Congreso Feminista, en Mérida Yucatán.

Aprobado, y según algunas fuentes influido por el secretario de Educación Pública del momento, José Vasconcelos, Alducín inició y tuvo éxito con una campaña que, finalmente, terminó institucionalizando el festejo a nivel nacional. (Vía: UDG)
El presidente Manuel Ávila Camacho, el 10 de mayo de 1944, colocó la primera piedra del Monumento a la Madre, diseñado por el arquitecto José Villagrán García, con esculturas de Luis Ortiz Monasterio.

En el Monumento, a los pies de la estatua principal, hay una placa en la que se lee:
“A la que nos amó antes de conocernos”
En agosto de 1991, colectivos feministas instalaron una segunda placa:
“Porque su maternidad fue voluntaria“