Militares. Entre la opacidad y la sospecha
Cuatro soldados se encuentran presos por ser presuntamente responsables de la muerte de cinco jóvenes.
No fue un número menor. Del Ángel de la Independencia al Zócalo de la Ciudad de México marcharon alrededor de mil personas que se identificaron como militares en activo, en retiro e incluso desertores, así como familiares de soldados del Ejército Mexicano.
Con un número mucho menor de participantes, pero no por ello menos significativo, en 13 estados de la república se replicó la marcha y la protesta en apoyo a los cuatro soldados que se encuentran presos por ser presuntamente responsables de la muerte de cinco jóvenes en Nuevo Laredo, hecho ocurrido hace dos semanas.
En este país donde se tiene garantizado el derecho a la libre manifestación y a la libertad de expresión, no deja de sorprender y hasta mover la suspicacia; que salgan a las calles personas vinculadas al Ejército Mexicano toda vez que, así nos ha enseñado la historia, es la institución que tiene el mayor control sobre su personal y los familiares de éstos.
La razón por la que salieron a las calles tuvo que ver con la muerte de cinco jóvenes que en la madrugada del domingo 26 de febrero pasado, según el testimonio de un sobreviviente, circulaban en una camioneta pick up luego de salir de un “antro”. De pronto fueron perseguidos por vehículos militares y, de manera intempestiva, fueron alcanzados y sometidos para luego dispararles hasta matar a los jóvenes, entre ellos uno de origen estadounidense.
Foto: Especial.
En un comunicado de la SEDENA se consigna que los militares, al circular por calles de Nuevo Laredo, vieron una camioneta circular sin luces y sin placas y que al perseguirlos escucharon disparos. En el trayecto, dice el comunicado, los militares escucharon un “estruendo” y acto seguido accionaron sus armas contra la camioneta y sus tripulantes.
Según la definición de la palabra “estruendo” ésta se refiere a un “ruido fuerte y ensordecedor, especialmente el que se produce cuando se rompe o estalla una cosa”. Especulando, éste debería ser producido por un evento mayor, quizás por una explosión o la caída de una construcción. Pero en las primeras investigaciones no se da cuenta de ello. Por el contrario, según el reporte que hizo público el Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, no se encontraron armas ni drogas en el lugar de los hechos.
Raymundo Ramos, presidente del Comité, ha señalado que en Tamaulipas, en lo que va del sexenio, han ocurrido tres presuntas ejecuciones extrajudiciales cometidas militares en Tamaulipas, sin que hasta el momento las investigaciones hayan llegado a una sentencia en contra de los elementos castrenses. Por cierto, Raymundo Ramos recientemente denunció que es objeto de espionaje por parte del Ejército Mexicano y, afirma, esta acción ilegal es del conocimiento del Presidente de la República, aunque éste lo ha negado y definió el trabajo militar como acciones de “inteligencia”.
Las investigaciones y los reclamos de justicia están en curso. En este contexto no deja de ser sintomático que días después de los hechos un grupo de militares quiso recuperar uno de sus vehículos involucrados y ante la inconformidad de vecinos que salieron a impedir esa acción, al menos un soldado, accionó su arma con disparos al aire para “dispersar” a los ciudadanos. Hasta el momento no se ha dado reporte alguno respecto a si hubo alguna afectación por este heco o si habrá alguna sanción al militar que cometió tal exabrupto.
Foto: Especial.
El ejército mexicano tiene como premisa mantener un control férreo sobre sus integrantes y una “discreción” que raya en el ocultamiento sobre sus acciones. Cierto que cuatro de los soldados participantes en la ejecución extrajudicial ya se encuentran vinculados a proceso por accionar sus armas. Pero también existen muchos lados oscuros que es importante clarificar.
Por ello, la manifestación de militares y ex militares tiene un dejo de recelo toda vez que es inusual que se salga en defensa de los “derechos humanos” de soldados que se encuentran vinculados a proceso, sin que hasta el momento exista reporte de que hayan sido violentados.
Si la manifestación tiene que ver con un capítulo nuevo de la democracia que estamos construyendo en este país, bienvenida sea. Si pretende ser un elemento de presión para arropar la impunidad castrense, entonces malos augurios se ciernen en este entorno de virulencia política que actualmente vivimos y donde el sector militar tiene cada vez más un papel protagónico en los ámbitos económico, político y de seguridad que padecemos día con día.
Habrá que dar seguimiento puntual al desarrollo de las investigaciones para empezar a formular respuestas y fortalecer la confianza, si fuera el caso.
***
Continúa la conversación masiva en nuestro canal de YouTube.