La artista contemporánea Claire Becker (Francia, 1964) se acercó al arte a través de la música, corriente que no le interesaba mucho pero que sus padres le pidieron estudiar. Eso fue en Estados Unidos. Ahora Becker vive en Ciudad de México y se dedica al arte plástico, de cuya producción se inauguró en la Isabelle Serrano Fine Art Gallery el pasado 7 de Febrero y que durará hasta abril de este año.
Claire Becker ha participado en exposiciones tanto individuales como colectivas en países como Alemania, Italia, Nueva York, Canadá, México, Chile y Cuba.
Obtuvo la medalla de plata en escultura otorgada por la Sociedad Arts Sciences Lettres, en su natal Francia. Con la beca de la Fantasy Fountain, estudió en The Art Student League, en la ciudad de Nueva York y con el apoyo de la Fundación Cropsy Apprenticeship for Sculpture formó parte del taller de escultura de Greg Wyatt en Estados Unidos, donde comenzó a ejercitar la técnica de la escultura en bronce.

El equipo de Plumas Atómicas se acercó a ella para hablar de su trayectoria artística, así como de su exposición actual y los planes que tiene para el futuro.
Plumas Atómicas: Hablamos un poco sobre tú vida, ¿cómo nacen los descubrimientos de la danza y la pintura y la escultura?
Claire Becker: Desde que tengo memoria, mi más grande certidumbre ha sido que soy artista. No ha habido un solo momento, a pesar de enfrentar las dificultades de todo tipo que esto implica, en que me cuestioné sobre otras opciones de vida. Lo que me cuestionaba, era qué rama escoger dentro del arte, porque quería ser y hacer todo, danza, poesía, teatro, fotografía, pintura, escultura, incluso filosofía, y circo. Mis padres me pusieron a talleres de arte y artesanías desde muy pequeña, pero mi gran decepción fue que me prohibieron estudiar ballet y me exigieron estudiar música. Sin embargo, fue gracias a las clases de guitarra clásica en el conservatorio que descubrí las clases de actuación y que a escondidas empiezo a estudiar, hasta dejar la música por el teatro, y finalmente el teatro la danza cuando a los 18 años me doy cuenta que no puedo vivir sin cumplir este sueño, y que nadie me puede impedir hacerlo. Eso fue un cambio radical porque había esperado toda mi vida para eso, y como tenía aptitudes particulares, encontré siempre apoyo de maestros y gané becas. Dediqué 10 años de mi vida a la danza, que me llevó hasta Nueva York y Tokio.
PA: ¿En qué momento decides concentrarte únicamente en la escultura?
CB: La pintura, que había seguido estudiando y practicando, era un complemento a mi vida de bailarina, que necesitaba para equilibrar lo efímero de la creación dancística. En Nueva York, en paralelo a mis estudios y espectáculos de danza, empecé a exponer mi obra en galerías. Pero llegó un momento, después de muchos años llenos de retos que vivía con plenitud, en que resurgieron heridas tanto físicas como emocionales.
Había también dirigido mi atención cada vez más claramente hacia la espiritualidad y, si bien encontraba en la danza una expresión de lo divino en lo humano, anhelaba más libertad creativa y a la vez más intimidad. En la escultura encontré ese diálogo íntimo con la vida y la creación, y al mismo tiempo la posibilidad de seguir explorando el potencial de la materia para trascenderse a sí misma, que era lo que me fascinaba en la danza. Bauticé mi primera colección de esculturas “En materia de espíritu” (“In a Matter of Spirit”).

PA: ¿Por qué decidiste mudarte a Ciudad de México?, ¿cómo ves el ambiente artístico en esta metrópoli?
CB: Voy a decir que el destino escogió por mí, aunque soy consciente de que no hay nada al azar. Sin embargo, es por cuenta propia, porque me gusta el país, la gente, la ciudad, la tremenda energía vital, la apertura a lo nuevo, que he decidido quedarme en México, donde resido desde hace más de veinte años. En la Ciudad de México acabo de cumplir 9 años, y veo mucha efervescencia de talentos, mucha oferta cultural, una gran riqueza tanto de lo antiguo como de lo actual.
Para mí que la oferta artística no falta nunca, falta todavía quienes la aprovechen y la disfruten, tanto por falta de educación y de información que de recursos. Claro que como en gran parte del mundo, hay mucho que se puede mejorar para incentivar la creatividad y la solidaridad en lugar de la violencia y la desigualdad, pero lo más importante es decidir por uno mismo en qué mundo vivir, y hacerlo su propia realidad. Sólo tenemos dos ojos, y los dos siempre ven la misma cosa. Así que hay que escoger muy bien lo que uno mira, porque a eso le damos más importancia, más realidad.
PA: ¿Por qué elegir la figura del dado?, ¿cómo nace este proyecto?
CB: Tuve mi primera exposición de escultura en México, aunque la mayor parte de lo que mostré eran piezas traídas de mi estudio de Nueva York. Se llamó “Reconciliación”, por esa misma idea de reconciliar en el hombre su esencia espiritual con su experiencia en un mundo físico. Pronto nacieron nuevas ideas más conceptuales, y tuve ganas de explorar una vertiente más crítica y humorística sobre la realidad de este mundo físico, y sobre las ideas erróneas de la felicidad, que se ha vuelto un concepto inasible que sirve para vender muchos productos.
Las obras de la serie “Dadaos” que utilizan la figura del dado, se inscriben en esta vertiente; Cuestionan la falta de responsabilidad aparente en los acontecimientos de la vida que se atribuyen al azar. Personalizando los dados con fragmentos de rostros expresivos, quiero mostrar cómo las emociones y los pensamientos influyen en la aparente suerte y no al revés.
Aunque visualmente esta serie es muy distinta de INVOLUTATI, la otra serie que expongo en la Isabelle Serrano Fine Art Gallery y que viene de mi parte más sensual y poética, conduce al mismo razonamiento desde el otro extremo, lo racional e irreverente.

PA: ¿Cuántas figuras son, en qué tamaños, y con qué materiales?
CB: Expongo 8 obras de la serie de los Dadaos, y 8 de la serie INVOLUTATI, pero algunas obras se componen de varias piezas. Van de formato pequeño a formato grande. La mayoría de las piezas son de resina; de colores, cristal, con fibra de vidrio o de marmolina, y una obra en bronce, aunque casi todas se pueden pedir en bronce.
PA: ¿Cuáles son tus planes?, ¿estás trabajando en un proyecto actualmente?
CB: Tengo muchos proyectos, pero solo te puedo contar de los que ya están en proceso. Estoy muy emocionada con terminar un cortometraje sobre la obra de INVOLUTATI, concebido como un video-art más que un documental, una co-creación entre muchos talentos. También tengo como prioridad darle un nuevo giro a la serie de los Dadaos, y completar la colección de joyería basada en ellos, que he empezado hace tiempo.
Eso en complemento del tiempo en el estudio para seguir con la serie INVOLUTATI, que está evolucionando hacia más espontaneidad, y buscar espacios apropiados para exponerla en varias ciudades del país.
La dirección de Isabelle Serrano Fine Art Gallery es Monte Athos 155, en la colonia Lomas de Chapultepec, en Ciudad de México.
Por Sergio Ceyca