En el vasto panorama religioso de México, la figura de la Santa Muerte emerge como una de las más controversiales y misteriosas. Lo cierto es que esta deidad representa la dualidad entre la vida y la muerte, y por ello atrae a una amplia gama de seguidores que buscan protección, justicia o incluso venganza. Pero, ¿cuándo se celebra realmente a la Santa Muerte?
El día que se celebra a la Santa Muerte
Si bien el culto a la Santa Muerte no está oficialmente reconocido por la Iglesia Católica, sus seguidores han establecido diversas fechas para rendirle homenaje. Entre estas fechas, se destacan el 15 de agosto y el 2 de noviembre, aunque también se mencionan el 1 de noviembre y el 13 de diciembre como posibles días de celebración.
El 15 de agosto coincide con la celebración de la Asunción de la Virgen María, una fecha importante en el calendario católico. Algunos seguidores de la Santa Muerte podrían haber adoptado esta fecha debido a su simbolismo religioso, buscando establecer conexiones entre la deidad y las figuras marianas veneradas por la Iglesia.
Por otro lado, el 2 de noviembre está estrechamente ligado a la celebración del Día de los Muertos en México, una festividad ancestral que honra a los difuntos. Es durante este día que muchas personas visitan los cementerios para recordar a sus seres queridos fallecidos, lo que podría haber influido en la elección de esta fecha como momento para honrar a la Santa Muerte, una figura asociada con el ámbito de la muerte y la protección en el más allá.
Claro, es importante tener en cuenta que la fecha de celebración de la Santa Muerte puede variar de un centro de culto a otro, independientemente de si hablamos de la Santa Muerte Roja o la Santa Muerte Dorada, e incluso entre diferentes seguidores. La elección de una fecha específica puede depender de la tradición local, las creencias personales o incluso consideraciones prácticas. A pesar de estas variaciones, el culto a la Santa Muerte continúa creciendo en México y en otras partes del mundo, reflejando la complejidad y la riqueza de la religiosidad popular.
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